Está claro que las redes han desnundado, rápido, la verdadera naturaleza humana, tan ávida de bondad y repleta de odio, necesitada de amor y destilando pus… el ser humano va en devaneos, de un lado a otro, amanece en las redes y corren en ellas, dando riendas sueltas a las actitudes positivas y los comportamientos de estercolero desmedido.
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