En aquellos tiempos, una frase ingeniosa, que se dirigía a una mujer para adularla con el propósito de cortejarla o enamorarla, se conocía como “Piropo”. Ahora, en este tiempo, ¡cuidado!, puede ser un acoso. ¡Acoso callejero! Así es tipificado judicialmente.
¡Qué tiempos aquellos! Exclamaría Don Fernando Albiero Bertapelle, un pintoresco personaje nacido en Italia y radicado en la ciudad de Córdoba en julio de 1888, considerado como un “piropeador” profesional, y recordado como un icono cultural en toda Argentina.
“Jardín Florido”, así le nombraba el pueblo a Fernando Albiero Bertapelle, de quien se han escrito diversas historias, versos y también canciones.
Nos cuenta algunos de sus biógrafos, que siempre aparecía “vestido de etiqueta, de riguroso negro, con galera, guante, bastón y la famosa flor en el ojal”. Sus piropos eran siempre refinados y corteses, con donosura y musicalidad, considerados como auténticos versos, de un aedo encantador.
Hoy, ya no es ayer, diría el cantor. La violencia sexual ejercida sobre las mujeres, es el indicador de un nuevo paradigma, que en estos últimos meses ha sacudido a toda la opinión pública, con una serie de denuncias realizadas por mujeres vinculadas al cine y la política, agrupándose en un movimiento feminista, denominado Me too, que tiene a todas las celebridades masculinas de Hollywood, manos arriba.
En contraposición al Me too, surgen en Europa otras voces, liderada por la actriz Catherine Deneuve, que aunque afirman que la violación es un crimen, el “flirteo insistente o torpe, no es un delito, ni la galantería una agresión machista”.
Ante esta realidad, y para su buena fortuna, Don Fernando Albiero Bertapelle, nos dejó el día 9 de julio de 1968, hacen ya cincuenta años. En su honor la Municipalidad de Córdoba expone sus piropos en un nostálgico tranvía que se ubicó en la plazoleta de la Compañía de Jesús…
Homero Luciano, http://almomento.net/