
Santo Domingo Este, 11 de marzo de 2025 – La gestión del alcalde Dio Astacio en Santo Domingo Este se encuentra en el ojo del huracán tras las crecientes quejas sobre el manejo del tránsito y la basura en el municipio. Ciudadanos y autoridades han alzado la voz contra lo que describen como una serie de decisiones arbitrarias que han convertido las calles en un caos de tapones, obstrucciones y focos de insalubridad, mientras el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) parecen incapaces de imponer orden.

Contenedores: ¿solución o problema?
Uno de los puntos más controvertidos es la colocación de grandes contenedores metálicos en medio de avenidas y calles principales. Estos «armatostes», como los llaman los residentes, han sido señalados como responsables de congestionamientos viales y de convertirse en vertederos improvisados que acumulan basura y atraen plagas como ratas. «Es un desastre. No solo te pasas horas en un tapón, sino que el olor y las ratas corriendo por ahí son insoportables», comentó Ana Guzmán, una vecina de la Carretera Mella.
Recientemente, la DIGESETT anunció que citará al alcalde Astacio y a representantes del INTRANT para abordar esta problemática, tras advertir que los contenedores violan normativas que prohíben obstrucciones en la vía pública. Sin embargo, la falta de acción concreta hasta ahora ha generado escepticismo entre los ciudadanos, quienes ven esto como una muestra más de la aparente impotencia de las instituciones encargadas de regular el tránsito.
Reductores de velocidad: ¿legalidad en entredicho?
Otro foco de críticas es la instalación de reductores de velocidad en arterias clave como la Carretera Mella y la Avenida Las Américas, presuntamente sin la autorización del INTRANT, el organismo rector del transporte terrestre en el país. Según la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, cualquier modificación al diseño vial debe contar con el visto bueno de esta entidad. Sin embargo, fuentes locales afirman que la Alcaldía ha actuado de manera unilateral, desatando el malestar de conductores que ven estos obstáculos como una traba adicional en un municipio ya colapsado por el tráfico.
«¿Quién les dio permiso para poner esos reductores? Nadie consulta, nadie coordina. Esto parece un feudo donde cada quien hace lo que quiere», expresó Juan Pérez, un taxista que transita diariamente por la zona.
Un «cacicazgo» sin control
Las acusaciones contra la gestión de Astacio van más allá de los problemas logísticos. Muchos residentes describen a Santo Domingo Este como un «cacicazgo» donde la Alcaldía opera con total autonomía, ignorando las leyes y las necesidades de la población. Se señala que tanto INTRANT como DIGESETT han sido tímidos en su respuesta, evitando confrontar directamente las decisiones del ayuntamiento. Incluso los regidores, quienes deberían fiscalizar estas acciones, han sido criticados por aplaudir lo que algunos llaman «violaciones flagrantes» de la normativa.
«El INTRANT y la DIGESETT están pintados en la pared. No se atreven a tocar a Dio Astacio, y mientras tanto, los ciudadanos sufren las consecuencias»
La respuesta de las autoridades.
Hasta el momento, la Alcaldía no ha emitido una declaración oficial sobre estas acusaciones. Sin embargo, en ocasiones anteriores, Astacio ha defendido iniciativas como los contenedores como parte de un esfuerzo por modernizar la recogida de basura y mejorar la limpieza del municipio. Sobre los reductores de velocidad, ha argumentado que buscan proteger a los peatones en zonas de alta accidentalidad, aunque no ha aclarado si cuentan con el aval legal correspondiente.
Por su parte, el director de la DIGESETT, Francisco Osoria de la Cruz, ha prometido una reunión con el alcalde y el INTRANT para buscar soluciones, mientras que este último organismo ha guardado silencio sobre las supuestas irregularidades. La presión pública, sin embargo, sigue creciendo, alimentada por el hartazgo de una población que siente que sus calles se han convertido en un campo de batalla entre la improvisación y la indiferencia institucional.
¿Qué sigue para Santo Domingo Este?
Con el tráfico colapsado, la basura desbordada pero escondida en artefactos igual, hedientes y una aparente falta de coordinación entre las entidades responsables, el futuro de la movilidad en Santo Domingo Este pende de un hilo. Los ciudadanos exigen respuestas claras y acciones inmediatas, pero la percepción de que la Alcaldía opera al margen de la ley ha erosionado la confianza en las autoridades.
Mientras tanto, las calles del municipio más poblado del país siguen siendo un reflejo de las tensiones entre el poder local y las instituciones nacionales, dejando a los residentes atrapados en un laberinto de tapones, basura y promesas incumplidas. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta cuándo durará este desorden?

