
Santo Domingo Este, 9 de marzo de 2025 — La Alcaldía de Santo Domingo Este, bajo Dio Astacio, enfrenta un vendaval de críticas por su pasividad ante los invasores que asfixian al municipio. En Los Frailes, Papito Grúa sigue ocupando terrenos pese a una sentencia judicial que ordena su desalojo, un fallo que la actual administración no ejecuta. Mientras, los invasores han regresado a la Reserva Ecológica y otros puntos, y en Buenaventura II una metalera ilegal opera sin freno. Regidores y diputados son señalados como cómplices, dejando a las comunidades a merced de un gobierno municipal que no actúa.
El caso de Los Frailes es emblemático. Papito Grúa, un empresario polémico, mantiene su control sobre terrenos invadidos, amparado por la inacción de la Alcaldía de Astacio. La sentencia que exige su salida, gestada en años previos, sigue sin cumplirse, y no hay señales de que el municipio planee mover un dedo. Las acusaciones apuntan a un supuesto pacto: regidores del Concejo Municipal y diputados de la circunscripción estarían protegiendo al invasor, priorizando intereses oscuros sobre la justicia. La falta de respuesta oficial solo alimenta las sospechas.
El problema trasciende Los Frailes. En la Reserva Ecológica, los invasores han vuelto a tomar terreno, deshaciendo esfuerzos pasados por recuperar el área. Otros puntos del municipio enfrentan el mismo abandono, mientras la administración de Astacio parece incapaz de contener el desorden. En Buenaventura II, el litigio contra una metalera ilegal se estanca bajo la misma indiferencia. La Alcaldía, que debería liderar la defensa de los espacios públicos, opta por el silencio, dejando que las sentencias judiciales se acumulen como papel decorativo.
La gestión actual contrasta con avances previos en el municipio, como el control de la Metalera de la Charles de Gaulle, pero hoy el retroceso es evidente. Los Frailes sigue invadido, la Ecológica pierde terreno otra vez, y Buenaventura II suma un capítulo más de frustración. La inacción de Astacio no solo perpetúa el caos, sino que refuerza la percepción de una clase política desconectada, con regidores y diputados bajo sospecha de complicidad. Mientras las comunidades ven sus derechos pisoteados, la pregunta resuena: ¿dónde está la Alcaldía cuando los invasores ganan y las sentencias pierden? El abandono de Dio Astacio habla más alto que cualquier excusa.

