Hemos recibido una extensa nota de prensa del equipo de campaña del candidato del PLD, Luis Alberto, que no publicaremos, ya que va en contra de nuestra línea editorial publicar textos complacientes o denostativos enviados por terceros.
No obstante, entre las fotos que recibimos, destaca una curiosa en la que el candidato sube la larga escalera de la Plaza Duarte, rescatada por la administración de Manuel Jiménez, que cuenta con seguridad incluso durante la noche.
La Plaza Duarte había pasado a ser posiblemente el lugar más peligroso de Santo Domingo Este antes de la actual administración, y su recuperación fue llevada a cabo completamente por la alcaldía, convirtiéndola en un lugar hermoso que nos representa. Este espacio temático no es simplemente un lugar de recreación normal; es, sencillamente, el espacio que nos representa.
Ver al candidato del PLD escalando y recorriendo una plaza que seguramente es también un símbolo del proceso de rescate de los lugares emblemáticos de la ciudad, construyendo así no solo espacios de peregrinación y honores a los héroes, sino también un atractivo turístico que se vincula con el faro a Colón, la Ermita, los Tres Ojos, el Parque de las Mujeres y muchos rincones creados o reordenados, rescatados del olvido, es una virtud que merece difusión.
Los espacios se han rescatado incluso para los políticos, y después del arduo trabajo que comenzó en tiempos de pandemia por parte de la actual administración, es lógico que estos lugares, sin mezquindad, se conviertan en escenarios de spots y marchas, siempre que se preserve la solemnidad en el caso de plazas temáticas como la Plaza Duarte.
Lamentablemente, el candidato del PRM, que debería haberse declarado como la continuidad del esfuerzo de una Alcaldía perremeísta, no utiliza estos espacios y los ignora por completo. No muestra aprecio por nada que «huela» a Manuel Jiménez y solo se le ha visto participando en el primer picazo del Monumento a la Biblia.
La mezquindad es políticamente incorrecta; por eso, Luis Abinader incluso ha aplaudido y concluido obras que fueron iniciadas en tiempos del PLD, porque lo que está bien, está bien, y lo que va mal, se critica.
El candidato del PLD tendrá que cargar sobre sus hombros que representa a un partido que contribuyó directamente al abandono de la ciudad, el secuestro de sus instituciones, el reparto corrupto de espacios públicos, escuelas laborales, cementerios, funerarias y áreas verdes, en períodos fallidos de gobiernos que dejaron chatarras y desolación, sueldos bajos y ausencia de seguros médicos, los cuales la alcaldía de Manuel Jiménez tuvo que cambiar.
Hoy, Santo Domingo Este ha comenzado a construirse con un criterio de ciudad, buscando incluso un nombre acorde con la historia, porque un pueblo sin respeto a sus héroes y parques temáticos, lugares de esparcimiento sano pero también educativos, es simplemente un albergue donde se duerme.
La mezquindad desnuda actitudes y pensamientos malsanos y, para un político, es mortal.
Cuando el desdén y la mezquindad, además de los pensamientos arribistas y revanchistas, o la creencia de ser «el elegido», impiden reconocer los méritos del adversario o enemigo, no puede surgir el amor y la unidad necesarios para ganarse un voto.