Música de madrugada, denuncias por doquier, iglesias que ocupan esquinas sin permiso para prédicas a decibeles prohibidos, delíverys de colmados sin mofler, guaguas plataneras con mensajes pregrabados con bocinas alineadas para irrumpir en las casas arrebatando la tranquilidad, los barrios y residenciales de Santo Domingo Este comparten ese mal, no importa si usted es de clase alta, media o baja, la BULLA es su siempre compañera.
Los planes de educación ciudadana están enfocados a otras zonas, violencia intrafamiliar, drogas, pero nadie se preoucpa de la BULLA, esa que nos demuestra cuan mal educada es la sociedad y nuestra apatia por cambiar.
Una ciudad que carece de fuerzas vivas organizadas, incapaces de ponerse de acuerdo en objetivos, llena de buenos habitantes y repleta de voluntad, queriendo hacer, esperando quien les guie para expulsar lo más pronto posibles a indeseables que no permiten el desarrollo, como la BULLA.
