Hace rato que aspirantes salieron a hacer sus aprestos de sumar votos, buscar posicionamientos para futuras negociaciones o quien sabe, salirse con algun puesto.
En Santo Domingo Este se está produciendo un proceso interesante.
Se sabia que en su momento, Dioris (Dio) Astacio buscaría otra vez ser alcalde, por lo que saber que estaba cabildeando e incluso, que en algunos actos oficiales trataba de «influir» más de lo que le estaba ordenado, era normal.
Dio ha estado haciendo cunsultas y hasta una encuesta «personal» publicó donde se le da a él de preferido, es mercadólogo, convenció a todos de tener 35 mil votos, eso, es normal.
Sin embargo, Dio se ha cuidado de no entorpecer las ejecutorias del alcalde de Santo Domingo Este pues, al estar muy cerca del presidente, está actualizado no solo de a quien Luis prefiere, sino de los números que sustentan la opción de Luis.
La predencia con que Dio está haciendo su campaña, solapada, sin reuniones ni discursos, es lo correcto.
Sin embargo, tenemos el caso de Mérido Torres, completamente inapropiado, desde su investidura.
Merido encabeza uno de los programas preferidos del presidente, que es el de titulación, para colmos, riesgoso y llama a mucha vigilancia, pues desde ahi se reparten los títulos incluso de los invasores de terrenos del estado.
Merido fué director jurídico de la Alcaldía de Santo Domingo Este en la gestión de Manuel Jimenez hasta que el presidente lo llamó para el puesto que hoy ocupa.
Siendo su puesto tan riesgoso, desde muy temprano, por la entrada «de funcionario» que hacía (casi con música) en los escenarios para hablar de titulaciones, se notó el cambio de actitud y Doña Humildad, de vacaciones.
El ser humano debe ser sometido al menos una vez en la vida a algun cargo de importancia pues es ahi, y solo ahi, donde se demuestra si puede contener el ego, la codicia, la envidia, y otras manifestaciones naturales pero que deben ser controladas cuando se posee un puesto que implica el destino de alguien o algo.
Existen más aspirantes en Santo Domingo Este para la Alcaldía, todos, hacen su campaña con cuidado a sus compañeros.
No es el caso de Mérido.
Bastaba dar un poco de «tiempo» hasta que la anti-ética saltó y puso al funcionario del gobierno a incluso, decir que ellos desde el gobierno lo hacen bien y que es el alcalde de Santo Domingo Este quien lo hace mal, usando el «cantar», como signo despectivo para el administrador de la ciudad.
Si fuera una campaña abierta, no tendría las implicaciones que hoy tiene pues Mérido posee un decreto y es funcionario del gobierno, su sueldo lo paga el pueblo, que es responsable de su tiempo y, diciendo estas cosas del administrador de la plaza más importante, no solo es anti-ético, sino que se endosa el poder gubernamental para la crítica al gobierno de su partido y a un fiel aliado del presidente que es quien le firmó el decreto que posee. Arrastra a Luis Abinader, al presidente, a su inadecudo comportamiento.
Los funcionarios, mientras están en el ejercicio de sus funciones no se deben a ellos, sino a los objetivos de su jefe y ver a Torres en reuniones a destiempo, en momento en que el gobierno está siendo acosado incluso por temas geopóliticos, habla muy mal del tino y el sentido común a aplicar, solo esperando que en temas de titulación, este no sea el comportamiento.
Este derrotero lo llevaban otros funcionarios del gobierno pues, tener un cargo, vuelve loco a los hombres más, por suerte, se detuvieron a tiempo.
Usar los espacios gubernamentales, institucionales, y los cargos, para campaña es, ante todo, una falta de ética elemental y en el caso de Mérido, peor, por las implicaciones de su cargo pues, quién quita que use el tópico de titulaciones para sus propósitos personales si hoy falta a toda medida humanamente aceptable a un funcionario.
Los funcionarios, Dio, Mérido, todos, se deben al ciudadano, al gobierno, y si en realidad es un gobierno de cambio, se debe prohibir toda labor de procelitismo desde el estado por las implicaciones y la afectación al mismo presidente.
Lo lógico es que para cuidar al mismo presidente, a su partido y evitar las miradas agresivas de la prensa que debe, en teroría, cuidar los recursos del estado y por ende, el tiempo de los funcionarios.
Antaño, vimos como los funcionarios usaban los recursos del estado, en que entra el poder de convocatoria para un objetivo dado, para las campañas procelitistas y ahora vemos algunos casos en este mismo derrotero, haciendo lo mismo que lo que se condenó.
No se debe estar en contra de que alguien haga campaña, el derecho de elegir y ser elegido es constitucional, pero si es condenable, más allá de la deslealtad de Merido contra Manuel Jimenez y su campaña en contra del gobierno de marca PRM en Santo Domingo Este, que se use el espacio de un cargo pagado por los impuestos del pueblo para hacer campaña.
Es posible que otro dia se aborde más el tema de la deslealtad, traición, «galloloquismo» y demás, pero hoy, llegamos hasta aquí.
Por ética elemental, los funcionarios, o están en sus campañas privadas o trabajando para el pueblo desde el decreto dado por el presidnete y, lo m´+as quepueden hacer es renunciar y dedicarse a «lo suyo», lo menos, es tener prudencia y hacerlo callado, solapado, con ética, con responsabilidad y solo en lugares cerrados, sin cámara.