Cementerio Cristo Salvador: De la Abandonada Tumba al Foco de la Intervención Municipal

En una realidad que ha sido ignorada durante demasiado tiempo, el Cementerio Cristo Salvador en Santo Domingo Este ha emergido del abandono gracias a la intervención de la Alcaldía de Manuel Jiménez. Esta acción, aunque necesaria, no debería ser elogiada como un acto heroico, sino más bien como el cumplimiento tardío de una responsabilidad municipal que se había evitado durante décadas.

Durante un período prolongado, este camposanto fue víctima de un secuestro interno por parte de la empleomanía municipal, sumiendo la administración del lugar en un estado de caos organizativo. Los registros, descuidados y desregulados, se convirtieron en un laberinto para aquellos que buscaban información sobre sus seres queridos enterrados en el lugar.

Los nichos municipales, olvidados y deteriorados, contaban la historia de un descuido que había perdurado demasiado tiempo. En lugar de ser un espacio de tranquilidad y reflexión, el cementerio se convirtió en un reflejo tangible de la negligencia administrativa que se prolongó durante décadas.

La llegada de la administración de Manuel Jiménez finalmente trajo consigo una intervención, aunque más bien debería haberse considerado como la respuesta tardía a una crisis sostenida. El cambio se centró en liberar al camposanto del secuestro interno, establecer regulaciones básicas y abordar la necesidad urgente de mantenimiento y organización.

La recuperación del Cementerio Cristo Salvador, aunque necesaria, no puede ser vista como un logro sobresaliente. Más bien, es un recordatorio de que la Alcaldía, después de décadas, finalmente está cumpliendo con una tarea básica de proporcionar un lugar final digno para sus ciudadanos.

El proceso de revitalización incluyó la restauración de los nichos municipales y mejoras organizativas, un esfuerzo que debería haberse realizado mucho antes. En lugar de aplaudir esta intervención tardía, es crucial reconocer que, en primer lugar, la situación no debería haber llegado a este punto.

La recuperación del Cementerio Cristo Salvador representa un acto de gestión que debería ser la norma y no la excepción. La Alcaldía tiene la responsabilidad de mantener y organizar adecuadamente los espacios públicos, y cualquier acción en este sentido no debería ser vista como un acto heroico, sino como una obligación cumplida finalmente.

En resumen, la intervención en el Cementerio Cristo Salvador no merece elogios excesivos, sino más bien la crítica constructiva que recuerda a la Alcaldía su responsabilidad esencial en la gestión municipal. Este episodio debería servir como un llamado de atención para abordar las cuestiones antes de que alcancen niveles de crisis, y no como una hazaña que merece admiración.

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