COBARDES HIPÓCRITAS

No fueron brujas las que ardieron, fueron mujeres.

Mujeres bonitas, cultas e inteligentes. Mujeres acusadas de tener agua en el pozo o por haber cultivado y cuidado su hermosa plantación. Las condenaron por tener una marca de nacimiento, por ser hábiles con la medicina herbolaria, por ser altas, negras o pelirrojas.

Condenaron a las que mostraban fuerte conexión con la naturaleza, a las que bailaban o cantaban. A las que se les veía felices. A las que se les veía autónomas y poderosas.

Para la Santa Inquisición y muchos otros grupos a lo largo de la historia, cualquier mujer de espíritu libre debía ser quemada o arrojada al agua. Si flotaba era culpable y ejecutada. Si se hundía y se ahogaba era declarada inocente y entonces su alma iría al cielo.

Muchas, miles de ellas fueron arrojadas por los acantilados o colocadas en agujeros profundos del suelo por seres que se sentían superiores a ellas, casi dioses.

¿Por qué escribo esto?

Porque conocer la historia es importante cuando se trata de construir una nueva sociedad y un mundo nuevo. Urge dar voz a todas las mujeres en honor a las que fueron humilladas, sobajadas, golpeadas, torturadas y masacradas. Larga vida a las mujeres independientes, fuertes y poderosas.

No fueron brujas las que ardieron, fueron…mujeres.

del muro de Patricio Noboa

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