El candidato del PRM en Santo Domingo Este amanece «twiteando»: estar dispuesto a ir a un «Debate» con los demás candidatos.
Sin embargo, hace mes y medio el candidato de la Fuerza del Pueblo había hecho el mismo llamado y él no contestó, lo cual, debió ser la actitud, seguido por los dem´s si creen en esos métodos de darse a conocer.
Contrariamente a lo que se vende, de que la democracia es debate, hay tópicos mercadológicos que se imponen y peor, los debates no concluyen nada.
El más reciente resultado en Argentina así lo prueba.
En el último debate realizado entre Masa y Milei, el candidato peronista «reventó» al actual presidente sin embargo, el día de las elecciones, este, le ganó con amplio margen.
El debate tiene que ver directamente con el dominio en el podium que el candidato tenga, el manejo en escenarios abiertos, no necesariamente de conocimiento ni de planes.
Los debates en democracia se convierten en «tiraderas», el público lo espera, el morbo manda.
En la vida hay quien, desde una habitación, ha cambiado el mundo y otros, hacen poco pero van por el mundo, vendiendo desde un podium ideas de cómo cambiar el destino de los hombres sin haber tenido ni estudios ni experiencias, porque poseen el don de la palabra, del escenario, nada más.
Para debatir no solo hace falta conocimiento sino además, prepararse en este tipo de intercambios.
Es mejor grupos de expertos haciendo preguntas puntuales pero incluso, esos expertos, en el caso de candidatos a alcaldes, debe emanar del pueblo que les va a votar, y no de universidades o periodistas que quieren ser interlocutores de los ciudadanos.
En la precampaña electoral del PRM, la juventud de ese partido convocó a un «intercambio».
El resultado es que el convocante, el ministro, llego tarde, pero además, el evento concluyó temprano porque el candidato del PRM, el mismo que hoy dice estar dispuesto al debate, luego de que todos le escucharan a él, se retiró abruptamente del escenario.
Los debates no son representativos ni de la realidad electoral, ni de la aptitud de los candidatos para administrar una ciudad.
Por otro lado, en campaña, se hace lo que políticamente correcto se imponga, por ejemplo, ningún candidato debe acceder a escenarios como entrevistas, donde los que preguntan lo puedan poner en situaciones difíciles, como le ha sucedido a Rafael Paz o a Gonzalo, en vivo.
En política se hace lo que conviene, no lo que el morbo pide.
En la campaña del 2020, Nuria quiso entrevistar a todos los candidatos y el hoy, del PLD se negó, al otro día, sin embargo, asistió a un escenario complaciente con El Pacha pues, ¿qué necesidad había de ir donde Nuria y ser lapidado?. Nada se está obligado.
Es curioso, sin embargo, como se ha impuesto el clichet de que los candidatos deben debatir, más allá de cada quien, vender propuestas.
El objetivo de los debates nunca es la exposición responsables de ideas, los gana el que más mañas tenga como «gallo» y no como candidato, hasta se usan técnicas para «golpear y sacar de la pelea, o hacerle quedar en ridículo» al adversario.
La exposición es buena, pero la sobreexposición lleva a errores.
Si quieren debatir, el contexto, los interlocutores y moderadores, el escenario, deben ser siempre en el espacio donde van a competir, y con los que deben intercambiar, con los de aquí.