
Comentario de Fernando Buitrago sobre Artículo de Ramón Peralta titulado: ¿Ciudad Trinitaria o Costa del Faro?
El intento del alcalde Dioris Astacio de imponer la marca «Costa del Faro» como identidad de Santo Domingo Este es un despropósito que ignora el valor histórico y cultural de la ciudad. La propuesta de su predecesor, «Ciudad Trinitaria», tenía un fuerte arraigo en la historia patria, rindiendo homenaje a los héroes de la independencia y resaltando la identidad nacional. En cambio, «Costa del Faro» carece de significado, no tiene conexión con la realidad geográfica ni con la historia de la República Dominicana.
«Ciudad Trinitaria» no solo evocaba el sacrificio de los jóvenes independentistas, sino que también ofrecía una base para fortalecer la educación cívica y el sentido de pertenencia en las nuevas generaciones. En contraste, el nombre propuesto por Astacio parece una maniobra sin fundamento, más preocupada por desmarcarse de la administración anterior que por honrar la identidad local.
El Faro a Colón, aunque un monumento imponente, es un símbolo de la colonización europea y sus trágicas consecuencias, por lo que no puede servir como estandarte de identidad para una ciudad que debería destacar el orgullo nacional. Además, la idea de una «costa» en una zona que no es reconocida por sus playas resulta, como mínimo, absurda. En lugar de proyectar a Santo Domingo Este como un punto de referencia histórico y cultural, esta propuesta lo reduce a un concepto vacío y sin arraigo.
Más allá de la intención del alcalde, es evidente que esta decisión responde a intereses políticos y no a un verdadero compromiso con la identidad de la ciudad. Cambiar «Ciudad Trinitaria» por «Costa del Faro» no solo es un error estratégico, sino un intento burdo de borrar la memoria histórica y el sentido patriótico en favor de una denominación sin alma ni propósito.
Por Ramón Peralta
El debate entre «Ciudad Trinitaria» y «Costa del Faro» en cuanto al nombre de Santo Domingo Este podría ser un insulto a la inteligencia de los dominicanos. Sin embargo, en esta época en la que predomina la desinformación, es importante que hagamos este ejercicio comparativo de la manera más objetiva posible. Dependiendo del nombre que se le dé a la ciudad, podríamos convertirla en una ciudad con identidad cultural, que refleje parte del turismo histórico de la nación, o, por el contrario, en un suburbio sin identidad, sin autoestima y reflejando lo que no somos como ciudad.
La propuesta del anterior alcalde de Santo Domingo Este en 2020, de nombrar la ciudad «Ciudad Trinitaria», tiene un fuerte componente histórico y cultural. El nombre resalta la identidad nacional y honra a los Trinitarios, los jóvenes patriotas que lucharon por la independencia de la República Dominicana y que dieron origen al movimiento que liberó al país del dominio haitiano. Este nombre es una forma de rendir homenaje a la valentía, sacrificio y visión de aquellos que lucharon por la libertad de la nación.
Además, la conexión con el monumento plaza a Juan Pablo Duarte y el lugar histórico donde hay figura de piedras de los Trinitarios en el anfiteatro la dramática, indica la profundidad cultural de la propuesta. Es un nombre que no solo tiene resonancia histórica, sino que también puede atraer a los turistas interesados en entender la historia detrás de la independencia dominicana y los héroes que la forjaron. Al ser «Ciudad Trinitaria», podría facilitar la creación de un fuerte sentido de pertenencia y orgullo nacional, especialmente si se le asocia con los valores de libertad, sacrificio y unidad que impulsaron la independencia.
«Ciudad Trinitaria» puede hacer que el área se convierta en un referente cultural independiente, destacándose por su rica historia patriótica que en la visita ese anfiteatro de la Dramática dentro de la plaza destaca como esos jóvenes a través de obras de teatro concientizaban al pueblo de independizarse del yugo extranjero
Los Trinitarios, que fueron jóvenes, entre 20-26 años. Este detalle realmente resalta la juventud e idealismo con los que lucharon por la independencia de la República Dominicana, lo cual hace que la historia sea aún más inspiradora. Es cierto que, en muchos casos, las nuevas generaciones no tienen tanto conocimiento de este contexto histórico, y a veces es necesario un esfuerzo adicional para enseñarles sobre estos momentos fundamentales en la historia del país.
Es comprensible que muchos jóvenes no estén completamente familiarizados con la historia de los Trinitarios, especialmente en un mundo tan globalizado, donde las distracciones y otras preocupaciones dominan su atención. El nombre Ciudad Trinitaria es una oportunidad para reforzar la educación cívica y la conciencia histórica en las generaciones más jóvenes. Ciudad Trinitaria daría a los hoy es SDE una mayor visibilidad de esa historia dominicana, con actividades educativas, eventos culturales y un fortalecimiento del sentido de identidad nacional.
La propuesta de denominar a Santo Domingo Este como «Costa del Faro» carece de coherencia tanto con la realidad geográfica de la zona como con el contexto histórico y cultural que define la identidad nacional de la República Dominicana. En primer lugar, es importante señalar que la costa de Santo Domingo Este no es una zona caracterizada por playas. Si bien la zona cuenta con un litoral marítimo, no posee las características de un destino turístico costero atractivo como otras regiones del país que cuentan con más de 100 playas de renombre. Las playas más populares y visitadas por turistas nacionales e internacionales se encuentran en otras áreas, como Punta Cana, Puerto Plata, Samaná, entre otras. Esto hace que el nombre «Costa del Faro» sea un título inapropiado, ya que no refleja la realidad del destino ni sus atractivos turísticos.
Además, el Faro a Colón, que es un monumento emblemático de la ciudad, se asocia a la figura de Cristóbal Colón, el navegante europeo cuya llegada a América tuvo consecuencias devastadoras para los pueblos indígenas. La colonización impuesta por Colón y sus sucesores fue responsable de innumerables abusos, esclavitud y exterminio de los pueblos originarios de la isla. Nombrar una ciudad en honor a este monumento podría interpretarse como una aceptación de la herencia colonial, un recordatorio de la subyugación y el sufrimiento que vivieron los nativos ante la llegada de los conquistadores europeos. La elección de un nombre como «Costa del Faro» podría ser vista como un acto de sumisión o un desprecio hacia los valores de libertad, dignidad y justicia que han caracterizado la lucha del pueblo dominicano.
Otro aspecto a considerar es el tema del gentilicio. Mientras que «Ciudad Trinitaria» tiene un gentilicio claro, como «trinitarios», «Costa del Faro» podría resultar ambiguo en cuanto a cómo se denominaría a los habitantes de la ciudad, lo que podría generar confusión.
Sin faltar el respeto al actual alcalde por sus buenas intenciones de querer ponerle un nombre propio a la ciudad, creo que quienes le aconsejaron despreciar el nombre de Ciudad Trinitaria en favor de Costa del Faro quisieron ponerlo en ridículo. Buscaron hacerlo pasar por un hombre de poca fe en su país, un hombre entreguista que desprecia lo nuestro en favor de lo extranjero, que no cree en la identidad cultural del país y que no quiere que el mundo escuche el clamor de los Trinitarios, quienes lucharon por una nación inspirada en los principios de Dios, Patria y Libertad.

