Democracia a la deriva “Matadero Electoral” en las primarias del PRM en Santo Domingo Este 

por Roberto Veras

En un escenario que debería haber sido un ejemplo de democracia interna, las recientes primarias del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en el municipio Santo Domingo Este se convirtieron en un matadero electoral, dejando un regusto amargo en los labios de quienes aún creen en la transparencia y la justicia en el proceso político. 

El epicentro de esta contienda, el actual alcalde Manuel Jiménez, se vio envuelto en una batalla desigual donde los cimientos democráticos fueron ignorados y la voluntad de la membresía del PRM quedó pisoteada. 

Lo más alarmante es que el ganador de estas primarias no cuenta con el respaldo genuino de la membresía del PRM. Su victoria parece más una estrategia orquestada en las sombras que un triunfo basado en el respaldo y la confianza de los miembros del partido. ¿Cómo puede un líder representar al pueblo si no cuenta con su legítimo respaldo? 

La sombra de la compra de delegados y votantes planea sobre este proceso electoral, ensuciando la esencia misma de la democracia. ¿Cómo podemos confiar en un sistema político que permite que el poder sea alcanzado no por méritos y propuestas, sino por la cantidad de dinero que se pueda invertir en la compra de voluntades? 

La credibilidad del proceso democrático se ve gravemente comprometida cuando las primarias, que deberían ser un reflejo de la voz de la gente, se convierten en un espectáculo de maquinaciones políticas y manipulación. 

La membresía del PRM merece un proceso electoral limpio, transparente y basado en la meritocracia. La legitimidad de las instituciones democráticas está en juego cuando la voluntad del pueblo es desplazada por intereses individuales y tácticas cuestionables. 

Es hora de que la sociedad exija una revisión profunda de este proceso y garantice que las futuras elecciones sean un verdadero reflejo de la voluntad popular. La democracia no puede ser sacrificada en el altar de la corrupción y la manipulación. Santo Domingo Este merece representantes elegidos por la gente y para la gente, no por aquellos con bolsillos más profundos. 

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