Si, parecería un título de una campaña sucia, de esas que le han construido a Manuel Jiménez durante muchos años socavando su gestión, promulgada por verdaderas prostitutas y mercenarios de la comunicación, pero este, no es el caso.
La escena de la campaña del «pastor» llegando a una iglesia con escándalo a las 11 de la noche violentando todas las normas y «pasando» de la Ley Antirruidos, se une con la violaciones de espacios públicos reciente y el empeño de inundar la ciudad con su cara, poste por poste, carteles o prohibidas pegatinas, todas, violatorias de la ley.
Cómo es que el partido de Gobierno se «gasta» un candidato que es un ejemplo de lo mal hecho, que demuestra que en caso de ganar, Santo Domingo Este sería una ciudad donde las leyes se irrespeten por la autoridad siempre y cuando sea acorde a sus intereses.
El candidato no muestra ningún respeto a las normas, a las leyes, a la convivencia en la ciudad, al «no ruido», al respeto al derecho ciudadano ni a las instituciones que la regulan.
Es importante que sepa que su inconducta de hoy podría no ser el escollo que impida el llegue a la alcaldía, pero que las fuerzas vivas de la ciudad, con la Ley en mano, no dejarán que el Alcalde haga lo que le de la gana y podría tener un triste final.
Quien irrespeta a todos, termina siendo sometido por los que esperan tener una ciudad libre de irrespetuosos.
La gran pregunta es: por qué el candidato del PRM se empeña en irrespetar?, en demostrar que más que una ciudad, quieren convertir Santo Domingo Este en un cacicazgo?, sepultando el orden en su concepción de que más que un Alcalde, la ciudad necesita un dictador?.
No, no es campaña sucia, sobran los ejemplos para demostrar que por desgracia, el partido de Gobierno buscará vender una persona que no posee el mínimo respeto por su prójimo y peor, pisotea las enseñanzas de la Biblia que dice defender.
