…¿ a dónde vas Manuel ?…

¿a dónde vas Manuel?

Nos acostumbramos a su ropa, su caminar, su liderazgo.

Manuel Jimenez logró en las elecciones pasadas ser un referente, imbatible, casa por casa, barrio por barrio, se dio a conocer, con tiempo, sin colores, sin banderas, solo «Manuel» como marca.

Pasaron los comicios y se extinguió, enfrascado en su lucha porque reconozcan y probar el fraudulento proceso ocurrido en las elecciones del 2016 que incluyo huelga de hambre, su «marca» paso a la lucha indiscutible, loable y digna de los regidores que salieron (o le dieron) con su candidatura y hoy son un orgullo, oasis de coherencia y lucha en la Sala Capitular.

Manuel dejó libres a sus amigos y seguidores para registrarse en partidos políticos que lo llevaron en la lucha para luego crear, tras importantes reuniones, un Movimiento Político que al inicio se llamo Trinitarios, pero que luego pasó a llamarse Compromiso RD y aunque no se vieron tan activos, provocaron el pensar que a estas alturas, llevarían incluso haría una alcaldía paralela, y no fue así.

Para desgracia de Santo Domingo Este, en específico, en círculos mediáticos de la radio nacional surgió la autodenominada Marcha Verde que inmediatamente fue secuestrada por la USAID y otras agencias para guiar su agenda, dizque popular y en contra de la corrupción, pero cuidando que esta lucha estuviera de acorde con los planes hegemónicos y la geopolítica a nivel nacional e internacional.

Manuel Jiménez entonces se alejó de Santo Domingo Este, comenzó a recorrer el país con un objetivo que si bien era justo no tenia que ver, directamente, con la realidad del municipio que representa, y menos aun con las esperanzas de los que de alguna manera confiaron en una oposición medianamente organizada, y necesaria.

Su fantasma subsistió en la actitud de «sus regidores» que incluso en más de una vez daban la impresión de «no tener cabeza».

A Manuel entonces se le vio desenfocado, en vez de vestirse de «Compromiso RD» lo cambio por Marcha Verde, demasiado lejos del municipio y nuestras calles, barrios y cañadas cayéndose a pedazos y acéfalos. Esto, junto a un PRM y resto de la oposición cómplice del poder, extinguieron el recuerdo de la gloriosa campaña del 2016 para caer en el olvido… y la desesperanza.

Marcha Verde cumplió sus objetivos geopóliticos y los que la auparon llegaron a la conclusión que era hora de matarla, e incluso, desprestigiarla… y con ello arrastraron a personas que creyeron en ello, como Manuel, que hasta ahora, y gracias a su vida intachable, se ha salvado de ser destruido moralmente, como ha sucedido con otros que marchaban mientras cobraban.

Manuel se le vio durante meses recorrer provincias, tratando de lograr objetivos específicos de un grupo que quería incluso tumbar al presidente, pero lejos, muy lejos, demasiado lejos de los barrios de Santo Domingo Este.

Curioso, pues nadie que tiene una plaza tomada la abandona… en realidad, nadie sabe que pensó Manuel para «irse» tanto tiempo.

Hoy regresa, y en vez de «solo» apoyar los movimientos sociales que reclaman en las calles, no tiene el tino elemental de darse cuenta que su presencia opaca y marca, destruyendo las marchas y mítines pues El es «la oposición», la sapiencia de que una marcha con su presencia no es una marcha comunitaria de reclamos, sino la oposición haciendo campaña y como tal el tratamiento es otro.

Los errores no paran ahí. Manuel regresa, pero vistiendo colores «extranjeros» y extraños, el de Marcha Verde, que no habla, nunca habló ni intereso en la sociedad ni los barrios de Santo Domingo Este, sino solo a las élites del Distrito y por lo tanto, es completamente ajena a la realidad social de un territorio que al menos El parecía conocer. El verde «aquí» y nada, es lo mismo.

Nadie sabe quién habla con Manuel, a quién Manuel escucha, quién le susurra, quién pertenece a esos famosos anillos que todo político tiene, y que son importantes pues el candidato es siempre «cándido», y necesita escuchar voces que no sean «usted es el líder» además, lo rodean siempre quienes también lo usan para sus propios intereses.

Los políticos necesitan no perder el norte, entender que si se va, su espacio lo ocupa otro.

En el caso de Manuel, que quiere aspirar de nuevo, debe otra vez reencontrarse con Santo Domingo Este donde otros candidatos e incluso el mismo alcalde ya ha avanzado mientras El luchaba en «tierras extranjeras».

Santo Domingo Este cambió, hoy El Cañero ha logrado penetrar en los barrios y controla gran parte de las Juntas de Vecinos mientras que otros actores, con mucho poder y dinero, se aprestan a convencer que ya no estamos en el 2016, el muro estaba sin guardianes y «el enemigo entró».

Está a tiempo de hacer una campaña inteligente dejando primero que todo que los movimientos sociales corran por si solo sin la contaminación política.

¿Sirvió de algo la «derrota» del 2016… que no fue derrota?, claro que si. Le derrotaron. Lo primero en las elecciones son los votos pero con ellos no se ganan las estas… y en Santo Domingo Este hasta tiros hacen falta, a veces.

¿Habrá tomado la lección, o le tiró la culpa a factores ajenos a sus propios errores incluidos?.

¿Aprendió que se juega al duro, y que contra el poder se juega con sapiencia y tigraje? No lo se.

Santo Domingo Este es un «territorio apache», con flechas y caciques incluidos.

La realidad que percibimos solo es la de nuestro entorno. El político necesita tener un mapa no personalizado y claro, colocar el corazón, apagado, encima de la mesa… dejando fuera de la sala a los que gritan «ese es el mio» y que en su caso lo llamen «el alcalde en transición».

 

 

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