Santo Domingo Este.- En su más reciente arrebato de estupidez, el alcalde Dio Astacio ha decidido someter a la ciudad de Santo Domingo Este a una de sus ocurrencias más absurdas: cambiarle el nombre a «Costa del Faro», una denominación que no solo carece de sentido, sino que ignora nuestra historia y pisotea nuestra identidad nacional.
¿Qué significa «Costa del Faro»? Nadie lo sabe. Ni el mismo alcalde parece entenderlo. Lo único claro es que en lugar de resaltar nuestra historia trinitaria y patriótica, prefiere glorificar un monumento que recuerda la masacre y el genocidio de nuestros pueblos originarios.
La pregunta es inevitable: ¿qué tiene Dio Astacio en la cabeza? Parece que, entre ocurrencias sin fundamento, va al baño y se le iluminan estos disparates. No contento con intentar llamarnos «orientaleños» para borrar nuestra identidad de trinitarios, ahora pretende convertirnos en «fareros» o «costeños», como si de un mal chiste se tratara.
Pero lo más indignante no es solo su falta de conocimiento y criterio histórico, sino el descaro con el que pretende imponer su ignorancia con el presupuesto de la ciudad. Como siempre, cuenta con el apoyo de una prensa lacaya y servil, además de un puñado de mentes sin criterio patriótico, incapaces de entender lo que significa ser dominicano.
El nombre de una ciudad no es un capricho personal, y mucho menos un intento de borrar nuestra historia con delirios coloniales. El dinero y el poder no le alcanzarán para imponer esta vagabundería. Santo Domingo Este no es propiedad de un alcalde con ínfulas de dictador.
Aquí no se borrará el sentimiento trinitario ni se cambiará la identidad de una ciudad por una ocurrencia sin sentido. ¡No en nuestro nombre!
