Las obras se les entregan a los alcaldes, no a senadores, ni candidatos, y menos, a ministros.
El que se vea al presidente cortar cintas, pero mientras dicen los discursos, chateando, resolviendo temas sin subir la cabeza, habla de la poca seriedad que se le está imprimiendo y el 0 protocolo que se aplica en los que tienen que ver con los actos oficiales.
Manuel Jiménez debió, por protocolo, reglas kinder, estar al lado del presidente e incluso, recibir la obra, sin embargo, el desprecio hacia las más elementales normas del protocolo que, junto a la puntualidad, marcan la profesionalidad de los eventos, deslucen y «cualquierizan» los eventos oficiales.
En la foto, sobra el candidato, el ministro del lado fuera, el senador y la gobernadora mas lejos que el alcalde… pero no es por acá que impartiríamos clases nivel ABC de protocolo elemental.
Al menos Luis, llega a tiempo, Leonel, te hace esperar 3 horas.
La mentalidad atrofiada y políticamente incorrecta de los que se han encargado de los actos oficiales hacen parecer que «no hay orden», que el caos impera pues, los eventos de ese calibre son, precisamente, el elemento visual de cómo va el gobierno.
El respeto al protocolo, lo es todo, la ausencia de este, hace que lo que puede lucir se convierta en un trivial, absurdo y deslucido insípido evento politiquero más.
Al presidente nadie le protege, lo agreden en las redes y lo dejan solo, para colmos, sus eventos oficiales dejan mucho que desear, en todos los aspectos.