Por Joselito Feliz
Recientemente, en el Ayuntamiento de Santo Domingo Este (SDE) ha salido a la luz una situación que pone en tela de juicio la transparencia de la actual administración. En particular, se ha licitado una suma de 126 millones de pesos para la adquisición de contenedores, sin que hasta la fecha se haya presentado un documento financiero que ofrezca detalles claros sobre dicha operación.
A esto se suma otro hecho preocupante: 200 contenedores fueron donados al cabildo sin la aprobación previa de la Sala Capitular, lo que constituye una violación flagrante de las leyes 340-06, 176-07 y 10-04, que habla claro sobre el proceso que hay que hacer cuando una institución recibe una donación. Este escenario genera una atmósfera de desconfianza y cuestionamientos sobre el manejo de los recursos públicos en el ayuntamiento.
A estas irregularidades se añade la aprobación de 268 millones de pesos bajo carácter de urgencia, sin un soporte financiero que justifique dicha decisión. En resumen, el principal debate que surge es la falta de documentos que respalden el presupuesto aprobado y ejecutado, lo que ha desencadenado la exigencia de mayor transparencia por parte de la ciudadanía y algunos regidores.
Por otro lado, figuras como el alcalde Dio Astacio y Jesús Colón, secretario general del cabildo, junto a otras autoridades municipales, han defendido públicamente su gestión, afirmando que están siendo objeto de una campaña de difamación. Sin embargo, la verdadera pregunta que surge ante estas violaciones a la normativa y la ausencia de soporte financiero es: ¿realmente se les está difamando o estamos ante un caso evidente de mala gestión?
La falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos es un tema delicado que no puede ser minimizado con argumentos de victimización. Las autoridades deben rendir cuentas claras a la población y a los organismos reguladores, en lugar de evadir su responsabilidad.
