Las primeras denuncias llegadas a nuestra redacción de que la actual Gobernadora de Santo Domingo se estaba inmiscuyendo en la elección de una Junta de Vecinos en El Almirante, acción esta que, por su investidura, constituye un abuso de poder.
De ahí en adelante se le ha visto a veces en escenarios completamente ajenos a los que debe participar la representante del Gobierno que, tiene como función ser la cara del Presidente de la República Luis Abinader y su tiempo tiene que ser usado en tópicos que atañen solo, a lo que su decreto dispone.
Sin embargo, en una presencia bochornosa, la Gobernadora se le vio hoy en actos de juramentaciones dentro de la Sala Capitular en un escenario completamente ajeno de lo que debería ser, sobre todo, muy politizado y el mando de Luis Abinader prohíbe a todos sus funcionarios inmiscuirse así.
El atrevimiento y el abuso de poder por parte de la funcionaria es inaceptable y ello no lo debió permitir el presidente que la Sala Capitular quien dejó que un acto protocolar se convirtiera en un burdo escenario de campaña anticipada.
Es menester que la funcionaria entienda su rol pues no es la primera vez y el no llamado de atención puede provocar que continúe inmiscuyéndose en temas ajenos a ella e incluso, de forma desproporcionada y prematura quiera incluso aprovechar su nombramiento para presionar políticamente a otros funcionarios y autoridades municipales.
El respeto se gana. Los escenarios deben ser respetados. Si la gobernadora no respeta, el propio alcalde o cualquier regidor podria inmiscuirse en sus eventos pues, todo debe ser mutuo.
Cada quien a su escenario.
