Guido es de las personas más conocedoras de la realidad del partido que milita, hasta el punto de haber entrado «tarde» sin haber de estar conectado como uchos que hoy militan en el PRD y que han tenido siempre el cuerpo en el «nuevo partido» que cuan clon, cambió poco o nada sus estructuras y su militancia.
Guido ha comenzado a impartir conferencias que recorrerán todo el país y casi el noventa porciento del discurso va enfocado precisamente a los problemas que históricamente el PRM ayer PRD tuvo y tiene, las guerras internas, las que parieron núcleos de poder que no se cansan de luchar entre si, que producen desmembramientos que paren nuevas organizaciones cuan clones, cacicazgos que se cansan de pelear dentro para crear «tienda aparte» y que tanto daño le han hecho en el paso del poder.
El fucu de que «solo duran cuatro años» es la principal maldición cada vez que algún militante sale antisonante y cuan gallo loco a criticar a su partido que logra, bajo circunstancias específicas de división del enemigo hegemónico, subir al poder pero que siempre… baja rápido.
Guido lo sabe y trata de crear conciencia en una tarea que es demasiado difícil pero o imposible, a sabiendas que las llamadas «bases» están en transformación, se vende como quien no practica el «familiarismo» dentro del partido, clama por sus ancestros de forma magistral pero al grito, sin embargo, de que «no está en campaña… todavia» (que lo está), mas que los aplausos, las reacciones le podrían demostrar lo que el sabe… que es un camino.
Más allá de los aplaudos y algun que otro vitoreo, los asistentes a la conferencia, al menos la impartida en Santo Domingo Este, no se sumaron al clamor del «nuevo mesias» que anunciaba su posible llegada.
Es posible que lo más «potable» sea recorrerse el país sin parecer candidato, amarrando, cambiando tornillos, recomponiendo o armando estructuras para un futuro de cuando se pueda, que prematuramente fusionar un discurso pro-gobierno y creador de conciencias con el de candidato que suena, seguro, como una distorsión innecesaria, fuera de tiempo y que desnuda que quien sabe, como candidato podría comportarse como los demás… creando divisiones y discursos de campaña cuando se debe ante todo, crear la unidad para que la maldición» de «solo duran cuatro años, con Luis, se rompa.