Los regidores del PRM se dividieron en dos grandes grupos, unos, alrededor de la candidatura escogida por mayoría dentro del bloque que daba a Evelyn Fernández la presidencia y otra, que, en rebeldía, pactó con el «adversario» para mantenerse en el poder, comprometiendo completo la mayoría del partido de gobierno y entregando las decisiones a los enemigos políticos.
Por desgracia, el presidente «impuesto» por una maniobra en contra de la mayoría de su partido, ha terminado gobernando por y para sus adversarios, dominado por ellos, aun el show tipo Netflix protagonizado por el presidente y uno de los emblemáticos «contrarios», con un guion previo de «yo te digo y tú me dices» que nadie cree al final.
¿Quién manda en el reino, si la oposición hasta hace quebrar sesiones, con la «venía» de los leones, cabizbajos y atónitos que no entienden como es que les tienen secuestrado el territorio?.
Los leones son más fuertes, sin embargo, miran como el que gobierna con un ejército de adversarios logra hacer que no llueva ni café, las oficinas de arriba y de más arriba, cerradas, mientras los leones saben que las victorias de ese tipo tienen a ser «efímeras» y, si no hay lluvia en el reino, todos mueren, incluso los en el papel de hienas, lo saben, comenzando los «dereojo» a aparecer, para terminar destrozando los cerrojos de los grifos necesarios en el comienzo de la campaña electoral.
El poder del rey León nunca puede basarse en la fuerza de las hienas, pues, enemigo es enemigo, a no ser que termines cruzando el umbral.
El poder que dan los adversarios o enemigos es demasiado interesado y quien sirve para la división es, desde ya, un rey león derrotado, aun sus rugidos planteen un poder que no posee, sostenible en el tiempo.