Las intervenciones en televisión del candidato por la Fuerza del Pueblo son poco seguidas, ya que la cantidad de errores cometidos por Dio Astacio del PRM y las comparecencias muy puntuales de Luis Alberto han opacado, en cierta medida, las de Julio Romero.
No se le ha cuestionado mucho en lo que a «su plan» se refiere, pero lo que tiene planificado para el tema de la recogida de basura no deja de ser absurdo.
La ciudad hoy se encuentra limpia; el haber comprado los camiones y la alcaldía asumir este tema ha sido un éxito, quedando pendientes ajustes, el tema del transfer, que no depende necesariamente del ayuntamiento, y el tema de dónde colocar los residuos finales.
Sin embargo, Julio pretende, como un elefante en una cristalería, destruir todo lo que se ha hecho y hace, con lo cual la población está satisfecha y hasta orgullosa de saber que los camiones están a la orden del pueblo, y entregar a manos privadas, diasporizidas y de forma inmisericorde, el tema de la recogida.
Procede incluso a decir lo imposible: que se le va a pagar a la ciudadanía por la basura que recoja, cuando lo que se hace, en el mundo entero, es cobrar el servicio o darlo como parte de las obligaciones de los gobiernos para con los pueblos.
Si una tonelada de basura cuesta 25 dólares, ¿cuánto sería el incentivo a una casa que produce dos kilos de basura? Sin incentivo no hay éxito, de nada.
En Santo Domingo Este, la tercerización de la recogida llevó a las últimas alcaldías al fracaso e incluso, a temas que si ocurrieran hoy, caerían en la justicia.
Las empresas privadas mal recogen, no poseen los equipos necesarios y terminan beneficiando el bolsillo de funcionarios, y de eso, ya el pueblo sabe.
Se conoce que todos los candidatos quieren hacer «negocios» con el tema de la basura, pero de ellos, Julio Romero sale como el que llega a lo absurdo.
El votante de la Fuerza del Pueblo se dividirá entre los que votarán por el candidato oficial y los que lo harán por el color, pero como propuestas, el militante, que en su mayoría está formado sobre las bases bochistas, no acepta las intensiones de entregar a quienes demostraron no hacer lo correcto y al contrario, beneficiarse a costa del pueblo, el «negocio de la basura». En este aspecto, la militancia es más cercana a lo que ha hecho Manuel Jiménez que a entender que a la Alcaldía se llega a favorecer a privados.
Con estos empeños, Julio aleja incluso al votante de la Fuerza del Pueblo.
El tema de la recogida de la basura, después del éxito de Manuel Jiménez en el tema después de haberse enfrentado a las mafias que produce este tópico, amenaza con ser lo que defina las próximas luchas sociales en Santo Domingo Este, y en ello, Julio Romero parece empeñado en que no le voten desde ahora.