Los Odiadores del Alcalde

Temprano, el actual alcalde Manuel Jimenez advirtió que no leería chismes y sandeces, refiriéndose a las noticias falsas que circularon en digitales y las llamadas redes sobre temas de campaña y su persona en particular.

Comúnmente existen tres posiciones respecto a un personaje político o líder de otro tipo: o se le acepta y ama, o se le detesta y adversa o simplemente se le da un tratamiento objetivo que traducido en lo mediático es: lo que esta bien, esta bien, y lo que está mal, esta mal, atendiendo claro, a las aristas que emanan de la opinión e incluso, de la inclinación política humana de la persona que escribe.

En la República Dominicana a la prensa empeñada en defender a ultranza al pasado gobierno se les llamó bocinas y con injusticia se incluía a los que le lo hacian pero desde la posición crítica y no salvaguardando intereses monetarios o de otra índole que ofrece estar cerca de un emisor de dinero.

Sin embargo, los que adversaban al gobierno atacando a esas bocinas desde una posición igualmente inflexibles hasta puntos inquisidores nadie les puso mote.

Con Manuel Jimenez ocurre algo curioso y es que este, por la razón que sea, no ha podido «cumplir» (empleos, asignaciones, etc, que ofrece el poder) con personas que le ayudaron a ser alcalde, sin que incluso, quede la sospecha que por razones políticas este no quisiera «cumplir» sus compromisos.

Manuel, además, en el saneamiento lógico de la nómina, afectó a algunos que llevaban años cobrando sin ir a la alcaldía y claro, normal, humano, algunos se cambiaron de bando inmediatamente.

Este efecto esperando para todo que sube al poder, le acompañan otros que aun no salen del asombro de que el actual alcalde ganara al partido gobernante con asfalto y todo, además a las bancas de apuestas y no dejan, un minuto, de hacer que todos se enteren que adversa con todas las fuerzas del su corazón al aun cantaautor, hoy alcalde.

Los «bocinas» e inquisidores, sea de un bando u otro, terminan aburriendo. Cada frase, audio, vídeo, texto que suban no asustan, el receptor termina entendiendo los «por qué» y no acompañando sus «propias guerras» a sabiendas que los motivos y objetivos que se plantean planas no matan soldado pues solo sirven para orgasmos mediáticos de quien se vanagloria en hacer algo que según él, es contundente pero que termina no siendo atractivo.

En el escenario de haters (odiadores) y apoyadores lo único válido en el tiempo, lo que se termina respetando por los que deciden los procesos son aquellos que siempre que pueden, apretados incluso por su inclinación, tratan de ser lo más objetivos posibles.

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