Mucho se habla de los incumbentes, son las estrellas, las que salen por televisión y radio, los que se reunen con los representantes de instituciones según sea, los que descorchan el vino si es se sirve, los que se sientan a la mesa si se almuerza.
Sin embargo, el éxito de los elegidos son personajes que aunque no logran estar a las sombras del todo, hacen que el engranaje funcione alrededor del incumbente, que este no se preocupe y solo dé ordenes, mientras el fotógrafo le saca su mejor perfil para la foto.
Los Simanca, los asistentes, son los todólogos que están pendiente a todo y todos, a quien no se les permiten margén de error, quien carga con los desamores y desencuentros mientras que el lider salga exitoso del evento, saben su rol y asumen para si el desden y las críticas acompañadas del silencio cómplice de su cargo.
Los Simanca a veces cometen excesos, no están exentos, son seres humanos y aun teniendo un papel demasiado importante para cualquier lider no esperan reconocimientos… sino solo la satisfacción del deber cumplido, aunque pasen a la historia como los «policias malos» y terminen sin que nadie escriba bien de ellos.