Casi estamos en campaña.
Aparecen desconocidos que saben, no saldrán ni de aspirantes válidos, imposible de competir por ausencia de «tropas» (seguidores) pero, aun así, se sienten bien autoproclamándose «pre-candidatos» e incluso, si alguien se equivoca, le quita lo «pre».
A los desconocidos se le acercan «reciclados» personajes que si bien son conocidos, cualquier investigación verdadera y no los «mentirosos sondeos» mal llamados «encuestas», les gritarían al oído que «no van para ningún lado» pero aun así, muchas veces por ego, otras, por estar en la competencia para «conseguir cosas» hasta el cuasi chantaje a los que «si marcan» que eventualmente serán los candidatos o pre-candidatos.
Junto a estos aparecen entonces los movimientos, algunos «con gente» pero otros esperando que alguna «borona» caiga, sin saber que el dinero esta vez estará vigilado.
Al inicio de la campaña electoral la avalancha de aspirantes inunda las redes sin control, los bocinas y voceadores se lanzan por pocos montos a molestar a los grupos inundando insípidamente con banners que no dicen nada… luego, unos comienzan a «apoyar a otros», la cifra se reduce, hasta que llegan las primarias que les siguen los pactos… de estos quedan muy pocos compitiendo y junto a ellos, cientos de horas gastadas en debates con personas que no valían la pena porque simplemente, eran sonidistas, nunca tuvieron oportunidad y para colmos, siempre lo supieron.