El cómico y comunicador, Luisin Jiménez, aseguró, de forma temeraria, que el tema «Mérido» y su oportuna salida del tren gubernamental fue producto de una campaña desatada por sus aspiraciones a Alcalde, aun siendo funcionario del gobierno.
Esta afirmación en u medio de comunicación es realmente atrevida pues es muy alejada de la realidad.
Cuando se comienza a crear el caso Calamar, el ex-funcionario del gobierno ni soñaba aspirar, sin que se sepa aun quien lo impulsó a dicha aventura.
El caso Calamar involucra a terrenos donde él, como abogado, no como funcionario e incluso, antes de él serlo, fueron objetos de manejos que hoy, forman parte del expediente.
El ex-funcionario Mérido Torres, como otros, incluso, el ex-alcalde, no salen «acusados» de nada sino «mencionados», por lo que no es campaña sucia lo expuesto por la comunicadora.
Mérido «suena» por estar en el caso Calamar y no por aspirante a Alcalde, sino por ser precisamente el origen del «sonido» un caso de «tierras» y ser su dirección, precisamente, quien titula, o sea, quien beneficia con títulos de tierras.
Esa es la verdadera razón por la que Mérido pasa a ser del interés de la prensa que sacó el reportaje que lo puso en la palestra pública.
Dicho esto, luego del reportaje que pone a Mérido a ser cuestionado por aquello de que parece «Abinader había puesto la iglesia en manos de Lutero», aunque este solo aparece ganador de una «cuota lítis», se sabe que dos equipos políticos, que se acostumbraron a hacer campañas denostativas contra sus compañeros, ejemplos, contra Katy Baez y sus anillos y contra el Alcalde Manuel Jiménez, se dieron a la tarea de «no sacar el tema de los medios» y crear más ruido, lo que devino en lo inevitable, el abandono de este de su función pública, sin dejar la de aspirante, lo cual corrobora lo expuesto aquí… es su función de funcionario la que «creó el ruido» no la de alcalde que, aun hoy, no ha abandonado.