No se sabe muy bien cómo sucedió pero, un buen día, a uno le meten en un grupo de WhatsApp que no ha creado (ya se sabe, el clásico grupo de padres del colegio o de excompañeros de la universidad), y de pronto, el móvil entra en una rutina incesante de pitidos. Aquel grupo es hiperactivo y su contenido es de lo más variopinto: que si memes, que si fotografías graciosas, tal vez chistes que para entonces hemos visto ya mil veces en más grupos… En efecto, puede ser desesperante, y precisamente porque WhatsApp y las aplicaciones de mensajería fueron confeccionadas para ser agresivas en sus notificaciones.
El dilema de los grupos
La mensajería instantánea requiere también una atención instantánea y es aquí donde nos topamos con el principal problema: de alguna manera, los usuarios han llevado al límite las funciones de WhatsApp convirtiendo los grupos en auténticos nidos de cotorras sin control. Por descontado, no todos sus componentes, pero basta con que un par de ellos animen la fiesta para que ésta se descontrole. Conviene recordar los fundamentos de este tipo de aplicaciones: surgieron para facilitar una comunicación más ágil e instantánea que el correo electrónico, y realmente fue así, hasta la llegada de los grupos.
Un grupo no es más que un número de usuarios de la aplicación de mensajería reunidos en una sala en la que se comparte información, y desde WhatsApp no quiere perderse esta filosofía, tan útil por otra parte. Un grupo de usuarios puede constituirse por una comunidad de vecinos o alumnos de una clase en los que la recepción de avisos sea inmediata y una forma sensacional de comunicarse. En este sentido, desde WhatsApp pretender recuperar esta funcionalidad con una nueva función que no va a gustar a todo el mundo.
Solo hablan los administradores
El pasado 2 de julio, la aplicación de mensajería anunció en una entrada en su blog la incorporación de una nueva función mediante la cual los administradores de un grupo puedan seleccionar que éste sea mudo’y en el que solo hablen ellos. ¿Cómo funciona exactamente y cuál es su utilidad? A partir de ahora, en “Información del grupo” encontramos la opción de activar que únicamente los administradores puedan enviar mensajes.
El propio servicio explica en qué casos puede resultar interesante enmudecer el grupo y acabar de un plumazo con los mensajes sin valor, chistes y demás contenido carente de interés real que circula por la red: “Una de las formas en que la gente usa los grupos es para mantenerse informados sobre anuncios y cosas importantes, como los comunicados del colegio a padres y madres, comunidades de vecinos o asociaciones sin ánimo de lucro”, podemos leer. De esta manera, el grupo pasaría a ser un canal meramente informativo de avisos, y en determinados casos, puede ser la solución perfecta para no diluir su valor.
Qué hacer con los grupos ‘ruidosos’
Pero no todos los grupos pueden configurarse de esta manera ya que la interacción resulta determinante (un grupo de amigos en el que es necesario poner de acuerdo a todos para organizar una cena, por ejemplo). Aquí no hay manera de poner orden salvo que sus componentes sean escrupulosamente disciplinados, y a cada uno solo le queda la opción de adoptar medidas por su cuenta. ¿Cuáles?
Realmente, solo hay dos, y una de ellas no es muy recomendable. La única que puede ser aplicada sin grandes consecuencias y que resulta más eficaz es silenciar el grupo: basta con pulsar sobre “Información del grupo” y seleccionar el tiempo de silencio en el que no recibiremos notificaciones en dicho grupo (hasta un máximo de un año). La magia de esta función es que si alguien nos menciona directamente con una ‘@‘, esta mención anulará el silencio y seremos informados y así no pareceremos descorteses.
La otra opción es, como habrá podido suponer, abandonar el grupo. Puede parecer una medida lógica y coherente, pero hay que recordar que las implicaciones sociales de esta decisión van mucho más allá del móvil: dejar un grupo puede ser visto como una falta de respeto al resto de los usuarios y generar conflictos no deseados.