Santo Domingo Este, 10 de octubre de 2024
El Faro a Colón, un museo monumento de profundo valor histórico y simbólico para la República Dominicana y el mundo, sigue siendo víctima del irrespeto y la desidia de las autoridades, quienes ahora no solo promueven conciertos de mísica bailable, sino también eventos de comedia en este lugar que, según se ha presentado ante el mundo, alberga los restos de Cristóbal Colón.
Este majestuoso monumento, diseñado en forma de cruz como símbolo del cristianismo, es un espacio que debe reflejar solemnidad, historia y respeto. Sin embargo, las recientes decisiones del Ministerio de Cultura, que le administra, el Ministerio de Turismo que es el recaudador y la Alcaldía de Santo Domingo Este, están transformándolo en un escenario para actividades de entretenimiento inadecuadas, como espectáculos cómicos, que poco tienen que ver con el legado que este lugar representa.
Es alarmante que, pese a la naturaleza sagrada y simbólica del Faro a Colón, no haya manifestación alguna por parte de la Iglesia Católica ante este atropello cultural y espiritual. La falta de reacción frente a este despropósito no hace más que agravar el sentimiento de indignación entre los ciudadanos que valoran la herencia histórica de la nación.
El Faro no solo es un monumento turístico, sino un símbolo del cristianismo y de nuestra historia compartida con el mundo. Convertir este espacio en un lugar de gozo, bebedera y entretenimiento frívolo es una afrenta que exige la reacción inmediata de las autoridades eclesiásticas y culturales para detener esta arrabalización de un sitio que debería ser preservado con el mayor de los respetos.
