En una repetición de la historia, los dirigentes perremeístas en Santo Domingo Este nuevamente han olvidado organizar eventos en honor al natalicio de José Francisco Peña Gómez, figura icónica y líder indiscutible del hoy Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Sin embargo, el alcalde Manuel Jiménez a quien algunos críticos tildaban de no ser un «verdadero perremeísta», se presentó para rendirle tributo a Peña Gómez en un acto emotivo, si honró el día.
El día del natalicio de Peña Gómez, la estatua que conmemora su legado se convirtió en el epicentro de la memoria, pero esta vez con una diferencia notable: el abandono de los eventos protocolares por parte de la dirigencia del PRM. En contraste, el alcalde Manuel Jiménez no solo estuvo presente, sino que escogió el espacio para hacerlo más significativo.
La estatua, que antes se veía relegada a un estado de abandono con un busto descuidado, fue el lugar elegido por la administración de Jiménez, para rendir homenaje a Peña Gómez. Este gesto resalta la importancia de recordar y valorar las raíces y la historia política de la República Dominicana, más allá de los discursos políticos vacíos.
Es evidente que, una vez más, el PRM «institucional» en Santo Domingo Este parece desatender lo verdaderamente trascendental. Mientras algunos dirigentes prefieren el olvido, Jiménez demuestra que la acción habla más fuerte que las palabras y que la memoria histórica no debería depender de agendas políticas cambiantes.
Este episodio resalta la necesidad de una dirigencia política que no solo hable de valores y legados, sino que también los practique. En la omisión de eventos para conmemorar a Peña Gómez, la dirigencia perremeísta muestra una desconexión preocupante con la historia y la identidad de su partido. Mientras tanto, Manuel Jiménez se presenta como un recordatorio de que la memoria y el respeto a los líderes del pasado son fundamentales para el presente y el futuro de una nación.
