El pueblo en tiempos de peledeismo en retirada puso de moda un feo calificativo para los periodistas que a ultranza defendían al gobierno de turno a capa y espada incluso, contra los desmanes del chapiadorismo, impunidad asquerosa y la corrupción desbocada. Del otro lado, periodistas «opositores» de toda la vida criticaban 0% los galloloquismos de los suyos que siempre barren hacia afuera, hoy gobernando hasta el punto de que cuando uno les sintonizaba ya sabia: quién es el malo, quién es el bueno. Programa tras programas, los Bocinas del ex-Gobierno y los Bocingleros de la ex-Oposición, hoy Gobierno.
Pocos de los que hacen ejercicio en comunicación se agarraron a la objetividad de que lo que esté bien esta bien y lo que este mal debe ser criticado, mirando siempre cómo los haters (odiadores) del peledeismo se desgastaban frente al bobinaje desmedido y las cuentas bancarias engordando visibles desde sus tahoes o 4 runners negras y nuevas, a veces con el asiento de copiloto con una chica recién operada de turno.
La coherencia cuesta caro por estar muy cercana a la honestidad.
Hoy, se cambian los papeles, algunos Bocinas piden perdón a los que nunca soñaron vestirían de funcionarios mientras algunos de los otroras haters de los peledeistas aparecen nombrados en el tren gubernamental e incluso, de funcionarios internacionales, arrastrando al piso junto al estiércol el bendito ejercicio del periodismo dizque imparcial, cuan especie en peligro de extinción.
Increíblemente, la intolerancia peledeista ha cambiado de bando y los nuevos en el poder comienzan a comportarse, al menos frente a las críticas, como mismo se portan con sus problemas internos, barriendo hacia afuera, gritando, algunos con una intolerancia verdaderamente preocupante para los que deseamos que nos dejen hacer críticas en libertad, en respeto, sin temor. Esta primera semana de gobierno algunos periodistas de diferentes tendencias que voceaban cuando los morados y por carambola ayudaron a los nuevos a montarse en el caballo ganador, han sido trending topic por «encontronazos» con los nuevos inquilinos del poder por críticas, para colmos, válidas.
Falta por ver si las prácticas de acoso al periodismo o de tronchar caminos, que es lo mismo, además del no entendimiento de que el ejercicio de la comunicación necesita un balance, deviene el persecución y llorar si vemos que los nuevos Bocinas buscarán las formas de cambiar rápido el carro y quien sabe, de esposa.
Un día, tal vez, exista en República Dominicana gobernantes verdaderamente listos para dar al Cesar lo del Cesar, para premiar la tolerancia, la coherencia, la crítica constructiva, al que se la juega, y no tener la salida de pagar sus bocinas de turno que le tumben el polvo de sus trajes o manden los ridiculos mensajes de felicitacion que nadie lee, condolencias o gracias por hacer su trabajo con los dineros del pueblo.
El ejercicio de la democracia es fácil exigirlo desde fuera y a otros pero cuando se cambian los papeles es como un dejavu, lo que ya vimos y peor, sonábamos cambios, hasta en los temas del periodismo.
Siempre habrá haters y bocinas, quienes quieren engordar sus alcancías adulando y quienes alimentan sus egos y frustraciones personales odiando por un micrófono, lo que si está escaso, casi extinguido, son los que practican el ejercicio del periodismo con imparcialidad, objetividad, ética y claro, los gobernantes que entiendan esta parte… y no se porten cuan nuevos caciques al mando con el mismo hierro y corona para ejercer el poder concedido.