Pésima comunicación secuestra gestión de Manuel Jimenez

No son tiempos de podiums, sino de Mesas Redondas, no más discursos, bienvenido el debate, no más preguntas y respuestas, produzcan intercambio, los del otro lado suenan, pero los de este lado viven y comen con uno.

Manuel Jimenez, como los demás alcaldes, senadores, diputados, representantes, no acaban de entender la importancia de la comunicación estratégica, real, contextualizada, bidireccional o multidireccional, que necesitan estos tiempos.

Mucho se ha escrito de la forma casi inocua de la Comunicación que se produce desde la ASDE, con un feedback lento e inexistente, hasta el absurdo de algunos desde esa administración que han convencido a Manuel de tener sus propias bocinas instaladas en el edificio, o sea, que el Ayuntamiento se convierta en un difusor megalómano de solo lo bueno, teniendo su radio propia y su periódico propio, como encerrando al Alcalde en la urna del aplauso que si bien viene bien en sus otros escenarios de cantaautor, no tiene nada que ver con lo que el pueblo de Santo Domingo Este, espera.

La gestión va bien, se han recuperado espacios públicos, sin presupuesto e inventando mucho y aunque hay improvisación inaceptable en algunas direcciones, trabas entre factores esenciales e incluso, muchos rumores de corrupción que involucran trabajadores de alto y nivel medio, sin que aun se compruebe nada, la gestión, va bien.

Hace poco el director de obras hizo un resumen rápido en entrevista concedida a un diario de CoPrensaSDE. Sin embargo, la comunicación en tiempos modernos dista de ser unidireccional.

Manuel Jimenez no tiene contactos con la prensa local, inclusiva, nadie está para escuchar planes sino para intercambiar la actualidad y sumar esperanzas después del saber los por qué de lo que va mal, como el tema de la basura, atrapada en contratos leoninos heredados pero que a los ciudadanos agobiados por los cúmulos poco interesa, se necesitan respuestas.

Desarmado, con mil razones que explicar, la prensa «oficial» se llena de aplausos y lambones que cuan bocinas de nuevo tipo buscan los likes donde existan, en vez de buscar formas de hacer de la gestión un período participativo.

Por otro lado, los directores deben dar declaraciones, periódicas, a los medios de comunicación, de tipo mesa redonda.

Es inaceptable que la prensa se convierta en Odiadora o en una bocina de la Alcaldía y esta a la vez debe declararse en constante intercambio con los medios locales que al final son los que están cerca de los ciudadanos, los que a través de diarios, tv, radio, redes, intercambian y sirven de desahogo a los habitantes del territorio que no saben cómo llegar y quejarse de algo, o dar sugerencias.

Es posible si, que existan funcionarios ineficientes y una Dirección de Comunicación haciendo las cosas como en los 90 más, cambiar todo eso es culpa de Manuel. Todo lo bueno, pero en este caso malo que se diga en las redes sobre las carencias y deficiencias deben ser abordados de forma clara, transparente, a tiempo, por los encargados y este tipo de pensamiento aunque parecía que Manuel lo conocía, no lo ha aplicado.

La transparencia lo es todo.

La comunicación es transparencia.

Manuel, agobiado por temas que no se resuelven pero que además, es difícil resolver, acéfalo de comunicación con iniciativas propias de las nuevas escuelas del debate, necesita cambiar su forma de pensar cuan prensa del otro lado del rió y ser más el Alcalde de la ciudad.

Puede que la gestión incluso, esté perfecta, según el guión de ir arreglando todo en el tiempo, pero con la pésima comunicación, comenzando por la suya propia y un teléfono muy activo y personal en campaña pero hoy, inconstable, la unidireccionalidad, los aplausos y los anillos de aduladores, se pierde todo, absolutamente, todo.

Como candidato no tenia que rendir cuantas sino solo hablar, vender propuesta,, pero ahora es necesario, imprescindible, obligatorio, y se le exige, explicar qué, por qué, para qué, con quién, cuándo, no solo al Concejo de Regidores obligados a, en teoría, fiscalizar la gestión, sino por los ciudadanos que al final fueron con sus votos los que lo acomodaron en la confortable inmensa oficina superior y pagan todos los sueldos.

Ahí está Manuel, secuestrado por la poca y para colmos, viejas formas de comunicación que no fueron tan importantes para montarlo en el 4to piso pero que son imprescindibles cambiarlas para salir vencedor en un mundo eminentemente mediático, con todos conectados.

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