Políticos y Política

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Ganar elecciones, perderlas, accionar en estructuras partidarias, no te hace un Político.

Algunos perremeistas han reaccionado frente a sectores del PRM que coquetean con Manuel Jiménez, al parecer con vistas a la conquista de la Alcaldía 2020. (sectores incluso morados quieren también).

Pronto se olvidaron de que su partido quedó muy mal parado frente al «disidente» Manuel Jiménez que, sin el increíble No apoyo del PRM a sabiendas que estaba en punta, tuvo mejores resultados, por mucho, frente al candidato militante de esa partido.

Aun no se ve candidato potable de ese partido de cara al 2020 y ya «están tarde» mientras que Manuel, les guste o no, tiene el camino recorrido de la campaña pasada (caliente aun), incluida injusticias.

La política no se hace con el corazón, sino con sapiencia, con paciencia, con inteligencia. Se escuchan posiciones completamente absurdas como que «Jiménez debe militar dentro del PRM», obviando lo esencial que es la TOMA DEL PODER, con un aliado, más allá de la militancia.

Si el PRM llega al 2019 al ritmo que va, nadie, absolutamente nadie dentro de ese partido, podría desde ese lado capitalizar el municipio objetivamente … aun se cuentan votos en la convención, el tiempo de caminar el municipio recopilando voluntades hace rato comenzó, quien no esté en eso, ya está tarde, y están tarde. Sin contar los conflictos que a lo interno tienen como partido con dos tendencias muy fuertes que no pueden, en algunos segmentos, ni dialogar en paz.

Los morados, por el contrario, terminan poniéndose de acuerdo, sea cual sea su candidato, se pondrán de acuerdo para seguir gobernando, a eso se le llama TENER VOCACIÓN DE PODER y de este «chin» hay dizque políticos que durante años, aun, no han aprendido nada.

Por más que algunos sectores sueñen el sillón de El Cañero, si de pronto este es el que conviene o logra, sagaz, «amarrar la chiva con el poder» que señala candidatos, se queda, y no habrá más que una pantomima de competencia, así funciona el PLD y por eso están donde están, mientras que sus oponentes, a veces, parecen estar cómodos de no estar «comiendo con grasa».

El Cañero (Alfredo Martinez), aun con sus devaneos y críticas contra El, esta duro y sus competencia a lo interno tendrán que trabajar fuertemente para que los poderes que apoyan a Alfredo terminen abandonándolo y aventurándose a uno nuevo… sea como sea, ellos «son morados y se entienden».

La arrogancia, el sectarismo, la falta de visión política, o todo incluido, siempre ha sido un impedimento en los que hoy, 2018, no acaban de entender que la política es un arte… no un proceso orgásmico simple.

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