Esta semana, un artículo en elMunicipe.com, de Santo Domingo Este, preguntaba sobre dónde estaba el senador de la provincia, porque desde las elecciones no se veía.
Era una afirmación a medias, pues el senador tiene su plan de visitas e incluso, en el propio Santo Domingo Este, fue parte de una conferencia magistral de Don Tony, convocada por Fuerza Comunitaria, donde dialogó con líderes del municipio, de tú a tú.
Dicho esto, mantenerse fuera de las redes y los medios crea la sensación falsa de que no trabajas y, en el caso de «Antonio», asiste a sus labores de legislador de forma puntual.
Dicho esto, la salida de Antonio de los medios podría obedecer a muchas razones y una de ellas fue para no tener que contar lo sucedido con su candidatura, salvada por la línea invisible del partido Fuerza del Pueblo, que dirigió el voto a él para no favorecer a la todopoderosa Cristina Lizardo, a quien no querían de senadora, pues ella, además, está vista como la «danilista» más reconocida, con demasiado poder en el PLD y esta ventaja, los de Leonel no se la darían.
Mientras los leonelistas acordaban burlar la alianza que nunca existió, que ya se había visto quebrarse al perder Luis Alberto estando arriba en las encuestas y con un Julio Romero abandonado por todos, y sabiendo que Maldonado de candidato habría corrido el mismo destino, despreciado por el PLD, perremeístas se complotaban contra Taveras de una forma brutal y maquiavélica, hasta el punto de que Faride Raful, a quien el presidente había designado «apaga fuegos», llegó a decir en una reunión (que está filmada) con la ausencia de líderes de primer nivel, exceptuando al Dr. Vázquez, que el partido tenía en la provincia y en el municipio un solo candidato y ese era Antonio Taveras, pues el complot contra el senador era muy grave, que habría desembocado en el triunfo de su oponente si no es por los «leonelistas», al menos en Santo Domingo Este.
Este complot es posiblemente uno de los que terminó provocando un mal desempeño del partido en Santo Domingo Este, pues atentar contra Taveras era hacerlo contra Luis Abinader, por carambola, y señalar el alto porcentaje que obtuvo Leonel en esa demarcación.
Estas son verdades irrefutables de la política real, que producen la decepción que parece albergar el presidente, que sabe en Santo Domingo Este hubo dos equipos políticos que verdaderamente le impulsaron, pues los demás, o se acomodaron, o estaban conspirando. Junto a él, Antonio, pues la verdad da para desaparecerse y abandonar la política, de tantas traiciones y vejaciones.
Dicho esto, la primera vez que gana, Antonio hizo una celebración en el Club de El Brisal, al que desde aquella vez no acudió la cúpula perremeísta, solo Manuel, a quien luego también le hicieron campaña diciendo «que él no era auténtico de ese partido», y hasta cierto punto, aunque Antonio trató, hubo un sector que nunca le aceptó y le colocaron tropiezos, no sin asegurar además errores del propio senador en el manejo de esas situaciones, el no cumplimiento por la razón que fuere, de compromisos con sectores que sí le apoyaron desde dentro y fuera del partido, de hacerse rodear de anillos que en nada tuvieron que ver con el triunfo y fueron los más beneficiados además de decenas de errores adicionales, creyendo que los amigos eran enemigos y los enemigos, amigos, como parte del aprendizaje de la política real que tardó en aprender, más allá de una guagua luchando contra la corrupción.
Antonio sintió en carne propia el poder de la corrupción que vive dentro de la sociedad y que no se palpa ni desde los medios, ni fuera en la calle, solo cuando no puedes pasar leyes que incluso quiere el presidente, pues las mafias son más poderosas que el primer mandatario, por lo que la soledad en el ejercicio de sus funciones debió ser también uno de los elementos que afectaron a Antonio, posiblemente, hasta convertirlo en un hombre con muchas variables de su pensamiento, hoy, cambiadas.
Antonio necesita medios, pero hasta la forma en que se manejó mediático y en las redes no fue la adecuada, sino su gane habría sido contundente, pues sus adversarios avanzaron porque las mediciones antes de la campaña dejaron ver a Cristina incluso, por momentos, más arriba que él, desnudando que el manejo previo a la reelección, en los años como senador, si bien fue excelente legislador, algo falló en la exposición de tanto trabajo hacia fuera del Senado.
Habrá que esperar un regreso de Antonio a los medios como si estuviera en campaña, defendiendo su excelente paso por su curul, a ver si él mismo puede convertir los errores en experiencia y logra reinventarse de nuevo, soltando, si es capaz, el lastre de tanta gente que no le ha ayudado y, quién sabe, un poco de su propio ego, pues es claro, no basta solo con hacerlo bien sino saber comunicarlo.