¿Por qué se mira siempre a Santo Domingo Este con Lupa?

Diez y Ocho escuelas laborales cerradas o en manos de políticos, multiusos secuestrados por «dirigentes», publicidad por toda la ciudad que ni era legal, ni pagaba arbitrios, negocio de la recogida de basura ineficiente y en manos privadas, recaudaciones municipales «tercerizadas» y sin contrato, cementerio con nichos municipales destrozados y abandonados, sin registro actualizado y «húmedos», con un terreno que incluso, fue invadido por algunos sectores, hasta vendieron calles.

Un pequeño párrafo describe, en lo que pudiera ser casi un libro, cómo sobrevivía una ciudad sin orden y donde se había creado un status cuo cómplice entre clases políticas multipartidarias, compadreo, donde los talleres invadieron barrios, los dealers de vehículos las avenidas, donde la palabra orden no existía y mil violaciones más hizo de un territorio un simple albergue de personas.

Territorio que puede enseñar crecimiento desordenado gracias a la permisividad de las invasiones de terrenos del estado y de privados, con castas cuasi mafiosas apoderándose de todo y luego, «lavando» con los gobiernos de turnos, usurpándose, según estuviera quien arriba, lo robado, unos a los otros.

Santo Domingo Este es solo un segmento de territorio con mucha población donde se acumuló el caos institucional que se puede apreciar en cualquier zona del país pero donde se ha querido comenzar un tránsito a la organización, por lo que, a sabiendas que «el orden tiene más enemigos de la corrupción», se maximiza lo «por hacer» con tal de interrumpir ese guion para que el anterior, fluya y no termine desmontándose, nada más.

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