Santo Domingo Este es un vivo ejemplo del grupismo y el clientelismo creado desde la política y los oportunistas que durante años deambulan por los barrios y estructuras comunitarias.
No solo es el pueblo quien no conoce de las leyes, también los funcionarios llegan y se enganchan a quienes se venden como líderes barriales, sea con cuasi organizaciones creadas, a veces en sus mentes y muchas veces sin ningun tipo de asidero legal, hacen vínculos con ellos y entonces todos ejercen el poder sin que sea en beneficio de los ciudadanos que, para colmos, los vé juntarse luego con los políticos vendiendo la estructura.
La institución reguladora de las Juntas de Vecinos y las instituciones barriales es la Alcaldía, es quien supervisa su legalidad y las acompaña… pero como estaban, al menos en el municipio, secuestrada por la política hizo que la parapolítica, vestida de un semblante dizque comunitario, les arropara y se retroalimentaron por si mismas, de lado y lado.
Los tiempos cambian y con ellos, lo más dificil es romper el status cuo de los poderes que antes entregaron al mejor postor el esfuerzo comunitario para ser manejado al antojo de candidatos a lo que sea.
Cada vez que alguna persona logra aglutinar desde la comunidad a diez personas aparece el «vivo» que se erige líder y se vende como representante para con ese «cartel» venderse a los proveedores de poder o de cosas, dádivas que el clientelismo político o de gobierno reparte entre los barrios.
Al final las estructuras de la parapolítica no le dieron el trinfo a nadie, al contrario y por desgracia, las personas y comunitarios que creyeron en la parapolítica terminaron olvidados o manipulados por las organizaciones que decian representarles y por los políticos en el gobierno que les usaron.
La triste realidad de nuestros barrios cambió nada o poco en los pasados años y los únicos que no son culpables son los ciudadanos y los verdaderos comunitarios que han visto durante tanto tiempo secuestrado el liderazgo.
La prensa tiene el deber de reconocer quién es quién en cada barrio, en cada sector, en cada zona, conocer a los políticos, a los cuasi políticos, a los parapolíticos y a los comunitarios y saber diferenciar muy bien quién es representante de la comunidad de forma legal y/o auténtica y quien vive de hacer creer a todos, que lo es.
La prensa tiene la obligación de como en todo, ir detrás de la veracidad para no caer, como antaño, en el gancho… lo que vemos en las redes necesariamente no es la verdad y menos, le ampara ley alguna; una foto no habla, una foto no es la verdad, la verdad es más profunda y muchas veces se oculta detrás de un muro de oportunismo, clientelismo y tiempo perdido con quienes no se debio perder el tiempo.