La competencia del PRM se encuentra en una disyuntiva dificil.
Dos de sus competidores han sido funcionarios y han tenido problemas en sus «funciones» sin que sea el objetivo buscar si son «culpables» o no, mientras que un tercero no entiende que la política es ser diferente pero también se necesita liderazgo, arraigo hacia todos los sectores y no aparentar pertenecer a una de las corrientes sino a todas.
El sectarismo que se «vende» en la propia competnecia del Partido Revolucionario Moderno socava la paz de la propia competencia cuando vemos que uno de los competidores lanza un banner por las redes «tirando vainas» contra alguien que usa «su Maldad» para atacarle.
Lo que debería ser una competencia inclusiva se ve como pelea de grupos «irreconciliables» de cara no solo a la competencia interna sino a la necesaria unidad partidista que, aunque no la ha habido para apoyar a la alcaldía de su partido hasta el punto que uno de los competidores ha sido su principal «enemigo» dispuesto a implosionar al Alcalde y su gestión, afectan con ello el camino de la reelección del presidente Luis Abinader que necesita no solo un líder de presidente del partido sino alguien que pueda trazar líneas, ser obedecido y hacia afuera sea una figura carismática y potable como digno representante… aunque sea en aparriencias, de lo que representa el propio Luis.
El PRM en este tópico tiene problemas, los aspirantes y el propio partido están desconectados con la prensa local de Santo Domingo Este y admiten solo escenarios complacientes donde el cuestionamiento sea suave o simplemente, no exista.
Es posible que a última hora y teniendo en cuenta estos aspectos aparezca una especie de Mesias ungido por el presidente que de la cara y salve el proceso de la fragmentación en que hoy se encuentra, pero todo eso, está por ver.