No importa si poco se te conoce, o si tu paso por una regiduría o diputación no tenga nada que ofrecer, o necesites, por la razón que sea, sonar, ser visto por el 1 a ver si te «recoloca» en alguna institución e incluso, algunos, desde la perspectiva del «síndrome del funcionario» que consiste en que algunos «decretados», luego de manejar alguna nómina y siendo siempre inyectados por «amigos», «seguidores» o «empleados», convertidos en anillo, terminan creyendo que ser funcionario es directamente proporcional a ser líder con posibilidad de ser elegido… todos, constituyen el grupo amplio, podrían crecer de 20 a 50, de aspirantes a la alcaldía en Santo Domingo Este.
El PRM estuvo 14 años sin parir líderes municipales y los pocos que lograron algo dentro no traspasaron las puertas de la militancia, su «fama» o «conocimiento de su existencia» no sobrepasa el espacio del partido por lo que para regidores, si, diputados, también, pero los esfuerzos por Alcaldía o senadurías no llegaron nunca a marcar cifras mínimas.
Aun cuando hoy gobiernan y, en teoría, alguno que otro ha «sonado» por alguna razón, la realidad es que no obtienen cifras que sobrepasen el «sótano».
El PRM funciona como diáspora, pocas veces logra en «paz» ponerse de acuerdo y los últimos acontecimientos en la escogencia de sus dirigentes municipales lo demostró, aflorando la forma de «imponerse» que no distan de las usadas hace mucho tiempo.
Para el 2020 el PRM tuvo que «importar» candidatos y hasta cierto punto fueron «sorprendidos» por decisiones «de arriba», pues ya en el 2016 la tozudez de incrustar candidaturas que no «marcaban gane» lanzaron al partido a un tercer lugar por debajo de un candidato que competía con un partido chiquito, demostrando la casi imposibilidad de «unir» voluntades en esa organización política desde los liderazgos históricos que emanan de las estructuras, controladas por equipos que funcionan casi cuan nación feudal.
Si bien para las pasadas elecciones compitieron 4, de ellos quedando dos en un contexto de bipoder Luisismo/H20, ahora, cada grupo político cree que puede lanzar su aspirante sin antes hacer las más mínimas indagaciones de las posibilidades reales de algún éxito.
Por desgracia, aspirar se vuelve o una moda o forma de «sonar» a ver si así se pueden obtener otras posiciones sea decretadas por el presidente o elegidas pero lejos, la «salida», quedando eso de «aspirar a alcalde» como un simple trampolín.
Para colmos, «el mal» de la mala política cree que usar la tecnología es lanzar hordas a las redes a ofender, atacar en los grupos de whatsapp a los equipos de sus compañeros o crear dizque encuestas para marcar falsamente y engañar porque eso, dizque, «crea percepción», que por lástima llaman «equipos de comunicación» sin del significado de «equipo» o de «comunicación, y menos, equipos de redes.
La falta de profesionalidad es tan evidente como la falta de ética y solidez de muchas de las aspiraciones que vemos aparecer como pandemia y veremos desaparecer cuan efímeros temas de demdow.
La «moda» de aspiraciones a Alcalde en el PRM no dejará de ser malos cuentos, a veces, hasta humorísticos y sobre todo, demasiado predecibles, para al fin terminar como siempre, reculando, con discursos de adhesiones precedidas por negociaciones, que van tapando en el tiempo las a veces risibles posturas que como serie mala de Netflix, se empeñan en fabricar «otras temporadas» donde no basta ni el esfuerzo de actores por el simple aspecto de carecer de buen guión y claro, directores que den por exitosa una puesta en escena de una aspiración que si por honestidad o cifras fueran, nunca debieron exponerse al público… péro eso seria para equipos que al menos sepan que es hacer política pues el político no aspira… es el contexto y los «numeros» los que te evitan al final, hacer el ridículo.
Del tsunami esperado de aspirante caben si acaso «en una mano» los que marcan por encima de 1.5% hacia afuera, al menos para este 2024, lo demás son sueños y entretenimientos de campaña que cuan deJavu ya los vimos en el 2016 y en el 2020 para desembocar en saber que lo que viene… ya lo vimos antes.