Aplicar la ley tiene un coste político porque además de cambiar la forma en que ilegalmente ciudadanos se ganan la vida puede eventualmente originar violencia no deseada.
Esto es aprovechado incluso por adversarios políticos de turno, siendo épica local la forma en que Santiago se desarrabalizó en manos de Abel martinez y hoy es noticia la forma en que la hace la Alcaldía de Santo Domingo Este con Manuel jimenez a la cabeza y mil enemigos externos e internos que o lo tratan de impedir o se aprovechan para socavar su liderazgo con miras electorales.