«Residentes de Prado Oriental exigen soluciones ante el ruido y mal olor de la unidad canina de la DNCD»

Hace aproximadamente dos meses, la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) decidió establecer una unidad canina en el sector de Prado Oriental, ubicado en Santo Domingo Este. Desde entonces, los residentes de esta comunidad han manifestado su profundo malestar, asegurando que la presencia de esta unidad ha alterado significativamente su calidad de vida. Entre las principales quejas se encuentran el ruido constante provocado por los ladridos de los perros y el mal olor que, según denuncian, emana de las instalaciones donde se alojan las decenas de canes que forman parte del equipo K9 de la DNCD.

«Desde que llegaron, nunca hemos vuelto a vivir tranquilos aquí», expresó con frustración un vecino que reside a pocos metros de la unidad canina. Según su testimonio, el barullo de los animales es prácticamente incesante, interrumpiendo el descanso de las familias, especialmente durante la noche, cuando el sonido parece amplificarse. A esto se suma el hedor que, de acuerdo con los habitantes, se ha vuelto insoportable, afectando no solo su bienestar físico sino también su estado anímico y emocional. «Entendemos que lo usan por un bien común, para combatir el narcotráfico, pero nos está afectando gravemente a todos los que vivimos en este sector», añadió otro residente, reflejando un sentimiento generalizado de impotencia y descontento.

La situación ha generado un creciente malestar entre la comunidad, que siente que sus derechos a un ambiente sano y tranquilo están siendo vulnerados. Aunque reconocen la importancia del trabajo que realiza la DNCD en la lucha contra el tráfico de drogas, los vecinos consideran que la ubicación de esta unidad no fue adecuadamente planificada, ya que su cercanía a las viviendas ha traído más perjuicios que beneficios para ellos.

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