Se necesita algo más que millones o una buena imagen.
La lucha por la alcaldía de Santo Domingo Este pasa al final de la primera etapa, los candidatos luchan con sus recursos.
Apostaron, todos, o casi todos, a que se les reservara la plaza, a que El Cañero seria desfavorecido con un levantado de mano, pero ni el mismo presidente Medina pudo garantizar su reelección y por ende, tampoco la reserva.
Karen tiene la ventaja de ser mujer, de haber hecho ya una campaña anterior que la dio a conocer, rápida pero efectiva en lo mediático, muy sagaz políticamente hablando y con planes definidos y adelantados de desarrollo de la ciudad… sin embargo, posee dificultades a lo interno del PLD por problemas en su anterior equipo y se sabe de la dificultad que mujeres, voten por mujeres, por aquello del «machismo femenino».
Karen cuenta con un profesional equipo multimedias que viaja con ella y prensa calificada que le garantiza la difusión de sus actividades más allá del momento y vender la candidata después de ocurrido los hechos.
Hasta ahora los recursos no le han faltado pero es claro que no puede ir creando alianzas en base a resolver problemas económicos de otros, ni es su naturaleza.
Luis Alberto si posee recursos, gana adeptos resolviendo temas económicos de candidaturas con la esperanza que estos les transfieran sus votos y no sabe transmitir un plan municipal que enamore al electorado por si solo. Posee, también, dificultades en los «ojos» que necesita en las circunscripciones donde no es diputado mientras que en la suya propia se concentró en su fundación como herramienta clientelar y no en el trabajo político, que tanto necesita ahora.
Si bien es cierto que posee buenas alianzas, el concentrarse en la cantidad como forma de globalizar la presencia, frente a la evidente carencia de recursos políticos que ofrecer, constituye elementos en su contra.
Luis Alberto luce no tener equipo de prensa capaz de orientarlo bien, de crearle buenos eventos y vender más allá de slogans, al candidato.
Es claro que el empresario posee una figura tranquila, que cae bien y su carácter afable y pausado es un handicap para sus aspiraciones.
Arismendy, quien saliera con impulso y buena difusión de sus actividades, se mantiene activo pero no «suena» ni para poder hacer un análisis más allá de saber que existe.
En el mismo escenario está German Peña, que si bien es un militante con características excepcionales no crece o al menos, no lo suficiente.
Karen y Luis Alberto son los sobrevivientes del grupo que se propuso sacar a Alfredo Martínez de la Alcaldía, luego que se retirara Ramón Cabrera a sabiendas del complicado escenario político, electoral e incluso, de ánimo, de la militancia en un contexto especialmente difícil, donde no basta caer bien, ni el dinero que tengas para gastar en medio de restricciones que te impone, so pena de multas e incluso, ser sacado de la contienda, la Ley de Partidos.
EL Cañero (Alfredo Martinez), posee una estructura creada en el ejercicio del poder, en sus vínculos necesarios como alcalde, en la venta de su figura como asfaltadora, por ejemplo, siendo las instituciones nacionales las que se han encargado del grueso y la necesaria participación mediática en eventos que le permite «ser visto». El Cañero no ha sido un alcalde transformador en lo que a organización de la ciudad se refiera, en ello no se ha avanzando nada e incluso, se nota retroceso.
A pesar de la buena imagen de Karen y los recursos económicos de Luis Alberto, estos no han podido socavar las lealtades al Cañero, han sido casi nulos los dirigentes que se le han ido y para colmos, Alfredo comienza a recular su agresividad a la hora de pactos y conquistar, al menos, no tenerlos de enemigos, a dirigentes y precandidatos que ya levantaron la mano a sus adversarios… un pacto de no agresión y no invasión de espacios, aunque sea solo de palabra, va en detrimento de quienes quieren derrotarlo en las primarias.
Aun cuando su prensa no ha sido efectiva y desde el inicio se le acusa de ser «mal orientado», de los comentarios que «el no se deja ayudar», la realidad es que aun así, y un sinnúmero de temas pendientes, candentes, que resolver en su administración, podría irle yendo peor.
El Cañero es un personaje clientelar por excelencia que queda mal pero sabe vender que quedará bien, fabricar la sonrisa donde hay molestia, posponer hasta al propio futuro y salirse con la suya.
Desde el inicio de la competencia Alfredo Martínez era el candidato a vencer dentro del PLD y hoy, con una evidente tasa de rechazo y adhesiones sin fisuras, lo sigue siendo.