Individualmente son buenas personas y en teoría, elegidos por el pueblo.
Hay «bullosos», callados, insípidos, brutos, intelgentes, divertidos, en la Sala Capiturar del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, hay de todo.
Uno puede perdonar que algunos no conozcan nada de leyes, que los que más saben muchas veces hagan silencio, que lleguen tarde, que no conozcan los temas, que el orden de los temas se trastoque, que sientan que están en campaña todo el tiempo, que crean que hablar es «obligado», que extiendan irrespetuosamente el uso de la palabra como si «aquello fuera de ellos» e incluso, el tiempo de la prensa y del pueblo que los viene a vr debatir, que se crean actores de cine, que sientan la embriaguez del poseer de pronto, espectadores de un discurso a veces, ensayado, que algunos practiquen cuáles temas en fondo y formas pueden incluir para lograr sus propósitos personales y tirar vainas al enemigo político, que cada vez que se paran, sueñen hasta con estrellitas que serán filmados y reproducidos, en dicotomias crudas entre ser concejal y estrella de farándula, todo, todo se le puede perdonar, lo que es inaceptable es que conviertan una Sala desde donde en teoría se contruye la historia de la ciudad, en una gallera repleta de espuelazos e irrespetos.