San Cristóbal, la realidad que muchos no ven

Inundados. El agua de cañada penetra en casas de munícipes y daña ajuares. Raíz. La situación pone en peligro vida de residentes.

SAN CRISTOBAL.-Eran las 12 de la noche del martes cuando la vecina de Elizabeth de la Rosa le tocó la puerta para que saliera de su pequeño apartamento.

Al levantarse y tocar el suelo se dio cuenta que el agua le llegaba a la cintura.

“Como pude estaba tratando de buscar algo y ponérmelo, pero cuando quise venir a ver y abrir la puerta ya el agua me daba más arriba de la cintura , o sea, que al nivel que subió el agua si me hubiese quedado aquí no estuviese contándolo”, dijo Elizabeth a EL DÍA.

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De la Rosa tuvo que amanecer en un hotel propiedad de unos vecinos, ya que no pudo volver a su hogar por las condiciones en que estaba. Expresó que tuvieron que buscar un camión y romper la pared para que el agua tuviera una salida.

Una situación similar a esta vivió Daniel Pérez, quien reside en el primer nivel de un complejo de apartamentos, en el barrio La Unión, en Madre Vieja Norte, y que también fue alertado por sus vecinos para que saliera de su hogar porque el agua les llegaba hasta donde nunca se pudieron imaginar, pues todos los enseres de sus viviendas salieron flotando.

En un recorrido por ese barrio, lo único que se veía eran las personas limpiando sus hogares, sacando agua y desarmando vehículos que la cañada había arropado durante la madrugada.

Madre Vieja Sur

En el barrio Los Americanos, de Madre Vieja Sur, pasó lo mismo. Los vecinos colaboraban entre sí para ayudar con la limpieza y socorrer a los más afectados.

Ese fue el caso de Isidra Guzmán, a quién tuvieron que ayudar a salir de su casa, junto a los 7 niños que viven con ella.

“Cuando yo vi toda esa agua lo unico que hice fue pedir auxilio y clamar a Dios”, relató Guzmán. Explicó que los niños fueron distribuidos en casas de varios vecinos mientras ella amaneció en la calle pensando si el agua le había dejado algún mueble.

En la calle Quinta del barrio Moscú el panorama era aún más desolador, ya que a las 12 de la mañana la casa de Ana estaba llena de mormones, amigos de la familia, ayudando a sacar el agua, y no solo la de ella, también la de su vecina.

Otro lugar donde los vecinos tuvieron que salir en botes, camas de aire y nadando fue en el sector Santé 3, en el cual desde hace 15 días reside Johnny Borges. Dijo que el agua entró por las ventanas y que ahí se podían ver sapos y todo tipo de animales.

Borges contó que los vecinos le habían dicho que el agua solo se entraba un poco, pero la realidad fue que esta vez les llegó hasta el pecho.

Los residentes tienen pensado mejorar la condición de la cañada.

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