En el Congreso y la Cámara de Representantes reposan decenas de proyectos de Ley para ser discutidos, aprobados, algunos ya poseen las hojas en sus files arrugadas de humedad y olvido… uno de ellos es el de San Luis municipio.
Este, junto a muchos otros, esperan ser desempolvados y cada periodo electoral se convierte en propósito de campaña que tropieza con la realidad del necesario reordenamiento territorial y por lo que la sociedad hoy se resiste a crear, aisladamentente, nuevos municipios, provincias y distritos municipales pues cada vez que se abre una rendija en esa caja de pandoras abulta el desesperante gasto en políticos, desde sus sueldos, estatus y convenientes facilidades.
El proyecto reposa en la Cámara, no ha que hacer uno nuevo, quién sabe si desempolvar el viejo, ya con «barba» que sirvió antaño para la candidatura de algunos y hoy sirve para lo mismo, reciclado.
El país necesita un reordenamiento territorial completo y una sincerización del tema de la tierra, mientras que el mismo Distrito Municipal de San Luis, el de Guerra, Boca Chica y la Caleta están repletos de desorden en el tema de la tierra y ello, constituye si, una prioridad, junto al proceso políticamente complejo de la titulación.
Un día, quien sabe, San Luis termine siendo municipio, pero como un plan nacional de reordenamiento de todos y ello podría tardar años, mientras, el tema seguirá para que los diputados justifiquen que se está haciendo algo y los políticos solapados llamados comunitarios enarbolen consignas en empeños realmente difíciles de concluir en tiempos actuales.