En Santo Domingo Este (SDE), el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se desmorona mientras la Fuerza del Pueblo (FP) crece, pero no hay un verdadero avance hacia afuera. La militancia que migra es la misma, cambiando el morado por el verde sin renovar las bases ni alterar el juego político. El diputado Carlos Gil, expresidentes del PLD en San Luis y SDE, regidores y exregidores lideran este éxodo, pero en lugar de oponerse, parecen conformes con el statu quo, incluso frente al alcalde Dioris Astacio, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), cuya gestión es ampliamente criticada como un desastre.
La sangría del PLD en SDE no es nueva. Desde que Leonel Fernández dejó el partido en 2019 para crear la FP, tras desacuerdos con Danilo Medina, muchos dirigentes lo han seguido. En este municipio clave, figuras como Gil, con peso legislativo, y líderes locales han llevado consigo a sus estructuras, engrosando las filas de la FP. Sin embargo, este crecimiento es ilusorio: no se trata de una expansión hacia nuevos sectores, sino de un traslado de la misma militancia que ya existía, lo que cuestiona la capacidad de la FP para ofrecer algo distinto.
Lo más sorprendente es la pasividad de estos actores frente a Astacio, quien ganó la alcaldía en 2024 con un 58.67% de los votos, superando al PLD (35.15%) y la FP (5.05%). A pesar de señalamientos por su manejo deficiente, como la crisis de basura que persiste, los regidores que ahora visten de verde no han levantado la voz. Esta complacencia sugiere que el cambio de camiseta es más un movimiento táctico que una apuesta por fiscalizar o transformar la gobernanza local.
Así, en SDE, el PLD se debilita, la FP se infla con rostros conocidos y la oposición brilla por su ausencia. El panorama plantea dudas: ¿es esta dinámica un reflejo de la política dominicana o un fenómeno local? Por ahora, el reciclaje de militantes no promete cambio, solo un reacomodo de colores que deja intactos los problemas de fondo.
