Simanca resistió la embestida de las mafias políticas

La lucha de Simanca por llegar a la diputación puede ser la más atrevida y arriesgada, pues contra él se complotaron grupos poderosos que lograron detener la reelección de su mentor e imponer la delincuencia electoral como norma.

La candidatura de Simanca fue disputada en las más «altas esferas», con nombres y apellidos, ya que él aparecía como «potable» en las encuestas. Se supo que el obstáculo era simplemente el uso del poder en su contra para evitar que compitiera. Ese fue el primer triunfo que se logró con alta política y, claro, liderazgo.

Aun cuando los rumores hablan de millones, en realidad el gran caudal de dinero se movió para que él no pasara, hasta el punto de «mudar» votos en masa para colocarlo en otra casilla y mandar a votar en contra, no a favor de él. Hasta ahí se llegó.

Simanca es uno de los ejemplos de que no basta tener liderazgo e incluso dinero. La gran delincuencia electoral y los grupos de poder poseen herramientas para detener tu avance político. Si no te entrenas en cómo actúan las mafias políticas, si no posees el conocimiento completo y al detalle de la ley hasta saber que puedes someter a los responsables de fraude electoral y que ellos sepan que eres capaz, no pasas.

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