En el enrevesado entramado de responsabilidades que involucran a Obras Públicas y al INTRANT, nos encontramos con una situación alarmante que pone en riesgo la seguridad de quienes transitan por nuestros puentes. Se trata de vallas publicitarias suspendidas en medio de estas estructuras, una práctica peligrosa que ha pasado desapercibida para muchos «opinadores» que, curiosamente, han guardado silencio esta vez.
Es irónico cómo la atención se centra en arremeter contra un político por prácticas similares, mientras el peligro real persiste en nuestras vías. La responsabilidad recae tanto en Obras Públicas, encargada del mantenimiento de avenidas, como en el INTRANT, responsable del control y regulación del tránsito.
Estas vallas suspendidas representan más que una molestia visual; son un riesgo palpable para la seguridad pública. Imaginemos el caos que podría desencadenarse si una de estas estructuras cayera sobre un vehículo en pleno tráfico. ¿Cuántas vidas deben estar en peligro antes de que las autoridades actúen?
Es momento de que tanto Obras Públicas como el INTRANT asuman su responsabilidad y tomen medidas para erradicar este peligro latente en nuestros puentes. La seguridad de los ciudadanos debe ser prioritaria, y la indiferencia ante esta situación es inaceptable. Es hora de que aquellos que critican con vehemencia prácticas similares en otros contextos también dirijan su atención a este verdadero riesgo para la vida de las personas.
