En una de las conversaciones extensas a veces, que teníamos, antaño, compartíamos pareceres, escenarios, opiniones, también análisis y un buen café.
Ramón Cabrera me confesó por qué se le conocía como José y luego por su otro nombre, hasta repasar completo el acontecer, sobre todo, del municipio.
Conocía los sucesos de aquella competencia contra Castillo, cada quien su versión formaron al final la mía, colocando en un lugar lo válido, lo posible y lo aceptable, para, con ello, y además con las opiniones y conocimientos que sin dudar me entregaba junto a otros, engordaban no solo mis conocimientos políticos sino la política real, la del terreno, la de República Dominicana, la de Santo Domingo Este, con sus peculiaridades socio políticas muy de aquí.
Fue para la campaña del 2016 cuando Castillo me llamó y adelantó que apoyaría a Cabrera todavía, confieso, me tomó de sorpresa, pues se crea el supuesto que en una localidad hay adversarios «naturales» pero luego, al verlos debatiendo temas puramente políticos, poder «encerrarme» en un local, con unos 10 amigos a compartir un café o jugo, verlos juntos, entonces comprendí demasiadas cosas que cuan torrentes alimentaron e incluso cambiaron mi forma de ver los escenarios sociales y comprender para colmos, los sucesos políticos a través de la historia.
Muchos amigos, de ambas partes, no entendieron a Castillo … hasta ahora.
Cabrera entonces busca la alcaldía, siempre tuvo los «números» de todos en sus manos, se puede estar de acuerdo o no pero él, no improvisa, su candidatura depende del contexto, del escenario, de los actores, de la situación del partido no solo en lo local sino en lo nacional pues, en Santo Domingo Este no se gana solo, se necesitan bendiciones que solo la dan los grupos de poder nacionales que mueven los hilos y que hacen, de este municipio, solo una de las piezas en un rompecabezas de reparto del poder y para ello se necesita el cielo sin nubes… y… cada día … había demasiadas.
No he hablado más con Cabrera después que renunció a su aspiración a alcalde, a solo días que el presidente, su jefe político, dijera que no va a nueva reelección, los acontecimientos nacionales y seguro algunas importantes consultas produjeron su decisión a sabiendas que en política si se puede, se puede y si no, se espera a poder, siempre con un plan B, y hasta un C.
En una visita que cortésmente realizara a nuestra humilde casa, antes de lanzarse a la campaña por la alcaldía, y en compañía de su gran equipo (eran como 30 personas), que incluía e incluye a Rafael Castillo, justo cuando ya se retiraban le señale al hoy precandidato y le pregunté: «¿y Castillo?«… serio, lo señalo con su dedo y me dijo a rajatabla: «seguro diputado, será el más votado«, recuerdo.
Es difícil que la historia dominicana recuerde actitudes políticas de desprendimiento como estas, casi siempre, en un país donde la mentalidad es tan individualista, temerosa, donde cacicasguismo impera, donde los jefes políticos crean delfines pero no les endosan conocimiento, legado, equipos políticos, experiencias, sino que destruyen a los que vienen detrás por temor a ser tempranamente heredados y mandados a retiro, en un coctel de terrible mezquindad, Cabrera, a sabiendas que el futuro siempre es incierto, que los escenarios pueden cambiar, que mañana estas arriba o abajo al igual que tus aliados y adversarios, tiene la valentía de apostar por un equipo político que Castillista, también sigue siendo cabrerista y que tiene que ver claro, con la capacidad e incluso con el convencimiento en lo humano, de ambos.
En el mano a mano hecho por hoy Castillo en todos Los Mina, cuando Cabrera se incorporó la multitud estalló de furor pues es claro, el liderazgo ahí no va a la mano de uno, sino del equipo.
Estas lineas podrían constituir una oda a la admiración al político, en un tumulto de semi políticos e incluso, cuasi políticos, de terribles enganchados por diversas razones, en tiempos donde el dinero destruye aspiraciones reales, donde se apuesta a crear clientes y no seguidores, picas picas y no equipos, donde incluso hasta con las más elementales faltas de ortografía y sin leerse un libro elemental vemos entes atreverse a asaltar el podium que debe ser solo para los que aman la política, escribir sobre ello produce satisfacción y saber, claro, que, quien sabe, se estemos en presencia de un ejemplo que debe ser tomado en cuenta seriamente.
Nadie sabe nunca el futuro que la vida nos depara, Cabrera, reconozco, vio venir el vendaval y pienso, decidió preservarse… pues quien sigue caminos imposibles en un momento dado no es político, es lo contrario, un terco.
Cabrera un día resumió, recuerdo el momento pero no el tema que se conversaba… que no era ni esto ni lo otro, que no lo encasillaran, … me dijo: «yo lo que soy, es político», y me lo ha demostrado.